Cafetería Linde

La siguiente entrada fue escrita hace más de cinco años así que es probable que esté desactualizada.

Poco a poco, estamos yendo poco a poco. El otro día fuimos a ver un intensísimo documental a una sala llena de gafapasters y tras la imponente carga emocional de la que no entendimos un carajo decidimos que teníamos que llenarnos el estómago con algo más chano, más noble, menos profundo, una maldita tapa de tortilla de patatas. Allá fuimos a la calle Mariscal Pardo de Cela a esta cafetería Linde que hace esquina y tiene una curiosa terraza en «otro ambiente» (a 15 metros del bar) donde devenimos sobre la vida, los modernos y el feminismo moderno mientras le hincábamos el diente a una tortela.

Aspecto: La verdad ya vino un poco vetusta. Y eso no morla (patapum tssss). Se veía que había jurado bandera después de un año en alguna ciudad de Andalucía pues su corteza era oscura y crujiente. El interior que se adivinaba desde arriba ya presagiaba que no se iba a deshacer en la boca.
Jugosidad: Escasa. Se tragaba con ayuda de un refresco y pan y sobre todo con mucho tesón. Pero estaba seca, seca. Imaginamos que ya llevaba un tiempo dormitando en la barra del bar pero tenía pinta de ser de esas tortillas de escasa vida jugosa, que se marchitan y amohinan pronto como los lirios.
Sabor: Bien, no estaba mal. Normal. No había que matar a nadie por ella. Pero tampoco agradecérselo.
Precio: Hagamos cábalas. Un aquarius + Una estrella + Una tapa de tortilla = 5.20€. Así a ojo mi predicción astrológica es que la tortilla está entre 1.30€ y 1.50€.
Tamaño: El viejo truco del viejo Joe. Una tortilla sequita, compacta y veterana incrementa su tamaño en el paladar casi un 150% gracias al esfuerzo que se necesita para tragarla. Una vieja baza que se guardan muchos maestros tortilleros. Quita el hambre, no quieres más, estás satisfecho. Te has comido un ladrillo, pero, ¿y?
Otras observaciones: Nos apasiona la terraza en el segundo ambiente y nunca mejor dicho esto último porque está ambientada con unos ritmos electrolatinos y de baladas salseras que van funcionando de banda sonora a nuestras conversaciones, tanto que casi intentamos sincronizarnos y hablar de temas más profundos cuando el altavoz del fondo intentaba ablandarnos el corazón. Ojalá hubiese ablandado la tortilla. Aún así, el servicio fue excelente.

Y el veredicto es…

Nota final: Basta de buenismos, esta tortilla tiene un 4.99/10. ¿Por qué somos tan cabrones como para no aprobarla? Por el electrolatino. Y porque un poquito más de suavidad no se echaba de menos, que era ya casi la hora de la cena.
Lo mejor: Quita el hambre, no sabe mal. A veces ya es bastante.
Lo peor: No tomar si tienes la garganta inflamada, baja por ahí raspando sin pedir permiso.

Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
(Ninguna valoración todavía)
Cargando...

Cafetería Linde está en la calle Monforte número 4.

Deja un comentario