Si el verano es una actitud, en A Coruña esa actitud es «mutis por el foro». Es un personaje de Inside Out que acabaron recortando de la edición final, es una persona apuntada para una cena en la que se contó mal, un recuerdo maleado, un animal extinto. Si sois de los que necesitáis del calor para eclosionar cual embrión de pollito: lo sentimos por vosotros. Nosotros, que ya nos hemos amoldado a todo tipo de vicisitudes y a que los bañadores nos duren décadas, nos hemos cogido una rebequita y bajado a desayunar al Restaurante Cerro Largo.
Están ciertos locales del Ventorrillo convenientemente colocados para que uno se vea atraído hacia ellos tras hacerse la analítica del trabajo en las mutuas. Porque allí hay que ir en ayunas, pero una vez te sometes a las pruebas, hay que meterle rápido bocado al cuerpo bajo riesgo de desmayo inminente, muerte súbita. Es el caso. Era eso o meternos en el Mercadona a comprarnos una bolsa de cruasanes pochos pero nosotros que hemos probado los de Habaziro o los de Don Croissant en la Franja, ahora disque tenemos el morrito fino. Menuda jeta.
Total, que hace unos meses nos acercamos por este local de reminiscencias uruguayas con los brazos abiertos por si había que acompañar el café con un choripán o un chivito. Nada de eso: dentro nos esperaba la vieja confiable tortilla de patatas que por si no lo sabíais desata la producción de endorfinas cuando es consumida de mañana en base a un estudio que nos acabamos de inventar. ¿Acaso veníais aquí buscando rigor científico? Claro que no, venga.
Aspecto: Bellísima al sol de la incipiente primavera, que fue cuando la probamos. Sí, no somos los más rápidos sacando críticas. Se nota una corteza justita y labrada, asusta quizás no mucha jugosidad. Huele a garantía de recién hecha.
Jugosidad: Esponjosa y suave. No llora pero baja sin presiones. Algún resto deja para la repesca del pan.
Sabor: No arriesga en exceso y por tanto imposible que disguste. Está buena para amantes del cuaje, no tiene cebolla ni mucha sal. A medida que se degusta van apareciendo matices, aunque puede faltarle un golpe de gracia final. Para desayuno nos vale perfectamente.
Tamaño: Aceptable
Precio: Se pidió en pack desayuno y salió a 5,5€ con café y zumo. Andará sobre los 2€. En la imagen de arriba podéis ver los precios de las tortillas enteras.
Otras observaciones: También en esa foto podéis comprobar la variedad de tipos. Vamos, tortillas hacen. Buen pan y muy buen servicio.
Y el veredicto es…
Nota final: Una cafetería. Hora del desayuno. Sirven una tortilla de cafetería para desayunar. ¿Qué más hay que pedir? En esta tapa carente de fallos quizás echemos en falta algo de sabor o de jugosidad pero cumple con creces y además a un buen precio. Nos queda algo de ganas de saber si pidiéndole entera la cocinera o cocinero desata su creatividad, toma el riesgo. Por lo de ahora le queda un 6.8/10
Lo mejor: Una tortilla cafetera, sabrosa y simple.
Lo peor: Un huevito más líquido y una brizna más de sal e igual se hacía de notable.
Restaurante Cerro Largo está en la Avenida de Finisterre en el número 288