No nos importa recorrer kilómetros y superar obstáculos si la tortilla está buena. Como si tenemos que subir las mil y una escaleras de Puerta de Aires o cascarnos la Ronda de Outeiro de arriba a abajo. No hay dolor ni cansancio para nuestros paladares hambrientos. Eso sí, si ya al principio de una cuesta vemos que hay un bar apetitoso que no hemos catado no seguimos tirando parriba. Así que gracias Café Rivoli por salvarnos de escalar Pla y Cancela.
Con razón los biciclistas intrépidos que se atreven a bajar la Cuesta de la Unión vuelan como un meteorito entrando en la atmósfera: no es cosa baladí la pendiente de la avenida. Habría que saber si la antigua fábrica de gaseosas que se ubicaba en la zona también aprovechaba el desnivel para agitar el gas de sus botellas. Suponemos que no porque entonces no vendería sifones si no armas de destrucción masiva.
Pero ya hace un tiempo que Pla y Cancela lo único que destruye son las rodillas de sus transeuntes y es que cualquiera que tenga que subir y bajar la cuesta a diario podrá mirar de igual a igual a los vigueses que lloran por las subiditas de la ciudad olívica. Nosotros lo contábamos al principio: esta vez nos libramos porque nos quedamos a las primeras de cambio. Pero es que una terraza y un cartel de tapas donde ofrezcan tortilla ya me diréis si no es buen motivo para abortar una escalada.
Aspecto: Finita y elegante, de color ligeramente anaranjado y antojo jugoso. Una corteja uniforme que se funde con su interior.
Jugosidad: A pesar de que ya llevaba unas horas y ofrecía algo de resistencia al corte, la tortilla está muy jugosa y se presta al mojeteo generoso.
Sabor: Patata cortada fina, algo esmagada, vestida y empapada de un huevo pícaro. El conjunto, algo saladito para qué engañarnos, consigue un sabor muy rico. Bravo.
Tamaño: Tamaño aceptable sin ser exagerado.
Precio: Tanto paladeo hizo que nos olvidásemos del precio. Si no recordamos mal no era nada raro, algo entre 1.50€ y 2€ ¿alguno que nos lo pueda aclarar? ¡Aclarado! 2,20€ son los que vale esta tapa, se pasan un poco clavando el puñal…
Otras observaciones: Pan normal y servicio excelente.
Y el veredicto es…
Nota final: El Gurugú tiene tesoros y no son solo las imitaciones de Santa Lucía. Esta tortilla es buena prueba de ella, una parada obligatoria en la Cuesta de La Unión que se lleva un 7.2/10.
Lo mejor: La jugosidad que se mantiene intacta pese a las horas. Mágica.
Lo peor: Quizás nos hubiera gustado algo más grande (aunque depende de su precio).
Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
El Café Rivoli está en la calle Pla y Cancela en el número 1.
Actualización 29/08/2019: Hace unas semanas fuimos por el Rivoli y comprobamos que la tapa que pensábamos que costaba entre 1.50€ y 2€ ahora llega hasta los 2.20€, un precio que se antoja algo excesivo y que, como es normal, hace que baje la nota.