Tanto tarda en llegar y tan rápido se nos escapa. Este verano arranca su recta final en uno de esos meses nostálgicos de reencuentros y comienzos: septiembre, menos mal que aún tienes tardes de sol para regalarnos en compensación a este verano mustio porque si no íbamos a acabar el año debiendo melanina. Como ya nos aprieta el otoño nos damos prisa para hacer los últimos planes del verano: escapar un fin de semana, empezar a comer como animales para hacer acopio frente la hibernación que se avecina… ¡no! ¡hay que cuidarse! ¡tortillas sanas tienen que entrar in corpore sano!
Además de cuidar nuestra línea, buena época es esta para tomar determinaciones de cara a la segunda (y breve) mitad del año y sobre todo ver como no se cumplieron todos los propósitos que nos pusimos en enero. Nosotros los tortillers tenemos que decir que llevamos un buen ritmo de deglución, tanto hemos cumplido los retos propuestos que ya hemos acabado los deberes tortilleros para casi todo el año. Y determinado y con decisión para afrontar este maravilloso septiembre también está nuestro querido colaborador D.Yllanes, explorador en terrenos inhóspitos que se quejaba siempre amargamente de que no nos acercásemos por su zona a probar alguna de las tortillas autóctonas.
Pues ni corto ni perezoso cogió el toro por los cuernos y se plantó en Casa Novo ahí en la zona de Ciudad Escolar con el objetivo de clavar una nueva banderita tortillera que demuestre que los tortillers no tienen fronteras y donde ofrezcan un plato, allí estaremos. Agradecidérrimos estamos por esta su crónica.
Aspecto: Se adivina una tortilla gordita y bien jugosa, muy al gusto del que suscribe. Sin estar quemada sí que estaba algo tostada de más por el exterior (algo que no influyó en el sabor). Aún así la impresión inicial es buena, presentada con su palita para servir y todo.
Jugosidad: La zona del centro estaba bien jugosa y con el huevo al punto, pero, tirando hacia los bordes, cada vez más seca y densa. En estos mismos dos tercios centrales la corteza es perfecta; hacia el borde se confundía con la masa tortillera. De todas formas se dejaba tragar bien sin «ayudas externas» incluso la parte más seca.
Sabor: Pedimos la tortilla para comer a la vez que uno de los comensales pidió el menú del día, así que sospecho que tuvieron que hacerla en el momento deprisa y eso tuvo sus consecuencias. Al probarla, sin embargo, empezaron los problemas. Las patatas se veían un poco demasiado grandes e irregulares, y sobre todo faltas de fritura, alguna parecía medio cocida. El huevo sabía a huevo y del bueno. Para mí le faltaba algo de sal, pero puede que sea salfilia personal, para el público general estaba bien.
Tamaño: Para ser una «tortilla individual» la considero generosa. De ahí podían salir bien cuatro tapas
Precio: 4.50€ esta tortilla para uno.
Otras observaciones: El sitio tiene un aspecto muy agradable de entrada, reformado hace poco y con decoración sencilla y pulcra. Mesas y sillas cómodas y amplio. El pan muy bueno, bolla cortado en trozos generosos. En el menú había de segundo una merluza koskera sabrosa y bien hecha, y algunos comensales pidieron una tosta de chicharrones con queso y pimentón muy cundiente, todo a buen precio. Al parecer con la consumición ponen pincho a la hora de la merienda.
Y el veredicto es…
Nota final: Si pudiera quedarme con la parte del centro, quedaría una tortilla de 7,5 incluso bajando nota por las patatas. Como cuenta todo, le doy un 6,5/10, a la espera de subir nota en septiembre, cuando vaya a por una tapa.
Lo mejor: Lo mejor sin duda la textura y el sabor del huevo, yo no sé las demás qué dirán, pero a mí me gustan huevosas, como a la del jes-extender.
Lo peor: Lo peor, la sensación de que se hizo con prisas y podía haber sido so much better.
Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
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Casa Novo está en la calle Perú en el número 2 bajo.
