Actualización 18/05/2022: Fruto del primer concurso de crítica tortillera surgió una crítica más reciente de la tortilla de esta cafetería de facultad. Puedes consultarla aquí.
Las facultades no suelen ser sitios que resalten por la calidad de su comida pero conocida la fama de los estudiantes por pasar tiempo dentro de ellas, pensamos en hacer una parada en la ruta y probar que se están llevando los estudiantes de Informática a la boca. Así era la tortilla:
Aspecto: Punto salvable. Mazacote, típica tortilla normal. No tiene mal aspecto.
Jugosidad: Muy escasa. Intuímos que además no usan huevo para hacerla. El trozo de pan fue necesario para ayudar a bajarla.
Sabor: Partiendo de que a mitad del plato casi decidimos dejarla… el sabor era malo, sabía a otras muchas cosas (algunas inclasificables) que no tienen que ver con la tortilla. Da la impresión de que han hecho las patatas (y la tortilla) en la misma sarten que han preparado el menú. El batiburrillo de sabores se hace muy desagradable por momentos.
Tamaño: Normal, bien. No es una tortilla pequeña y tampoco es fina. No hay queja.
Precio: Su mayor baza, lo barata que es: tan solo 1.10€
Otras observaciones: Una colección de despropósitos. La sirven con el mismo utensilio que usan para servir la rellena con lo cual te dejan partes de mayonesa desperdigadas por la tapa. El pan no es malo, es peor, peor que las piedras que se tiran en los lapidamientos. Y para redondear la jugada el servicio es vergonzoso: el camarero se aprovecha de la juventud de sus clientes para vacilarlos en todo momento sobrepasando ampliamente (por sus caras se demuestra) los límites de la confianza. Desastroso.
Y el veredicto es…
Nota final: La tortilla de los informáticos se lleva un 2.75/10. Mucho tiene que cambiar para aprobar, pobres universitarios.
Lo mejor: Su precio. Si por encima no fuese barata igual se la podría denunciar al Tribunal Constitucional.
Lo peor: Es una burla de tortilla hecha por gente que no tiene ningún interés en complacer a sus clientes. Los universitarios merecen algo mucho mejor que esta tortilla. Espero que el resto de tapas y platos estén más cuidados.
Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
La Facultad de Informática de A Coruña está en el Campus de Elviña.
pues no probaste el café …
Era beber y cagar. Seguro que si se le añadiese el pitillito se podría montar una industria de fertilizantes y una eléctrica de biomasa.
Ni el raxo para perro.
Después de que el anterior dueño de la subcontrata, la empresa InsulsoCosme dejase de pagar y cambiase de dueño, ahora ya no utilizan género podrido y la tortilla tal vez esté más rica.
Lo de los vaciles, afortunadamente, ha pasado a la historia con la nueva gerencia. Pero les costará borrar la mala imagen heredada (si es que ahora la tortilla está mejor).
La tortilla rellena estaba más rica por el simple hecho de añadirle jugosidad «artificial» ;P
Sí, hemos recibido más de un comentario que decía que mejoró mucho la calidad de la comida. Lo de los vaciles y el servicio tiene pinta de que los llamasen al orden pues también desaparecieron bastante. Pero tenemos escuchado que sigue alguno de los incompetentes old school detrás de la barra, desgraciadamente. Gracias por tu comentario!
Pues actualmente la tortilla esta bastante bien, es mas, suele haber colas para pedir tortillas a diario
La crítica es algo antigua ya y creemos que cambio de gerencia… ¡nos alegramos de que sea mejor! A ver si encontramos una manera de volver y actualizar esto.
La tapa de tortilla va mas allá de lo que ves en el plato. El lugar y el ambiente q criticas inspira mi mente cada mañana. Mis compañeros de la fic y yo disfrutamos cada tapa como si fuera la última. La tapa de tortilla que me sirve Lázaro cada mañana me recuerda el porqué elegí esta carrera y q no todo en la vida está tan mal. Por 1,40 me llevo sonrisas, bromas, conversaciones y reflexiones, no puedo pedir mas de una simple a primera vista tapa de tortilla
PD: escribeme si quieres compartir un bello momento juntos, tu yo y una tapa de tortilla
Cada día me despierto triste y cansado, me envuelve una sensación de pesadez y pienso: «no puedo…». Pienso en dejar la carrera, en hacerme una bola y dejar pasar el tiempo. Sin molestar. Sin hacerme notar. Pero con la última voluntad que me queda, decido levantarme, vestirme, y dar comienzo a un nuevo día en la Universidad.
Llego a facultad después de un trayecto tedioso en bus. Muchos atascos y muy poco espacio. Pero cuando entro por la puerta y estoy a punto de rendirme, a punto de perder toda esperanza, un rayo de luz cae sobre mí y me da fuerzas como una gota de agua a una flor sedienta.
La cafetería está ahí. Lázaro está ahí. La tortilla está ahí.
Entro a la cafetería y me acerco a la barra.
Lázaro me pregunta: «¿Qué quieres, bien peinao?».
Le respondo que una tortilla, veo que está recién hecha, jugosa y aún humeante. Voy a pagar y escucho al otro lado de la barra: «Rápido, que nos pilla el comunismo».
Una sonrisa aparece en mi boca, pago y me siento a disfrutar de este desayuno.
De este ritual.
De esta forma de vida.
Aquí y ahora.
Soy feliz.