Flor Da Coruña

La siguiente entrada fue escrita hace más de cinco años así que es probable que esté desactualizada.

¿Cómo andais, chavales? ¿Cómo están esos huevos? ¿Y esas patatas? Menos mal que he dicho esto último, así todo se aclara. Aclarados quedamos nosotros después de emprender la subida desde Los Mallos Bajos hasta los Altos. Después de arrasar por la Plaza Monforte, Ángel Senra y otras colindantes, tomamos esa cuestecita de Antonio Viñes y ¡ay mi madre! ¡el sofoco nos da! ¡la pájara! Tras recorrer casi DOCE METROS de ese desnivel vertical nos desmayamos en una placita y cuando despertamos una señora con un vestido de flores nos estaba dando sales y agitándonos un pañuelo en la cara ¿Dónde estamos? Pues en la cafetería Flor da Coruña, repantigados en la terraza e intentando recobrar la vida que se nos había escapado ¡Es que nosotros no somos runners! ¡Estas cosas hay que avisarlas!

Temblorosos por la extenuación de la escalada decidimos pedirle al camarero un par de cañas y una tortilla y ¡segundo soponcio del día! ¡No ganamos para sustos! ¡Solo queda tortilla paisana! Alguno de los que íbamos no habíamos visto jamás una tan de cerca. Uno se borró y llamó a un taxi. Los que nos quedamos, los más valientes, imbuidos por el espíritu de Juanito Oiarzábal o Edurne Pasabán pero con todos nuestros dedos en su sitio, decidimos afrontar este nuevo reto. Aun Pillas Tortillas meets Tortilla Paisana. Solo por vosotros amigos: recorremos kilómetros, superamos obstáculos.

Aspecto: Hombre, feo. Robusto, fornido, potentorro. Pero feo, no me lo neguéis. Puede que ya llegásemos acongojados por la variedad de tortilla, pero es una tapa para comer sin mirar.
Jugosidad: Cuando vimos llegar aquel mazacote taruguil pensamos «eso está más seco que la toalla de un hippie» pero al partir un trozo y comerlo vimos que sin llover el huevo, se comía bastante bien. Ayuda meterle unos ñascos al pan y unos tientos a la bebida pero no es para nada un secarral. El hippie ese venía de la ducha.
Sabor: Aquí llegaba lo duro, esa macedonia de ingredientes para amantes de lo simple ¿cómo iba a funcionar? Pues INCREÍBLE. Riquísima tortilla en la que no se distinguía cada instrumento pero sí la sinfonía general que era sabrosa, justo punto de sal y con reminiscencias al campo, a la vida, al carpe diem y a intentar ser un poco mejores cada día.
Tamaño: Ese tarugón de corazón sensiblero casi nos arruina la cena con su tamaño generoso. Pero sacamos fuerzas de donde no las había y comimos unos muesli al llegar a casa (al menos eran de chocolate).
Precio: Dos euros. No son caros pues era un buen trozaco pero siempre nos chirría un poco cuando se acerca a esas cantidades un triángulo de tortilla…
Otras observaciones: En el Flor da Coruña nos trataron como las lindas rosas que somos: buen servicio, buen pan, unos pinchitos para acompañar y una terracita para hacer un descanso en la dura subida de la Ronda de Nelle.

Y el veredicto es…

Nota final: No habremos conquistado un ochomil pero hemos catado una tortilla paisana y hemos salido vivos del intento. Este desvirgamiento se salda con un 7.3/10 nada más ni nada menos. ¡Viva la paisana, el paisaje y el paisanaje de Los Mallos!
Lo mejor: Riquisima tortilla paisana y de cafetería. Un buen matahambre (hunger-killer) para cuando no te apetece cocinar.
Lo peor: Ghuapa, ghuapa non é, pero a veces tampoco importa. Y si nos la rebajasen un poquito mucho mejor.

Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
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Flor Da Coruña está en la calle Antonio Viñes número 16.

Actualización 14/06/18: Esta vez fuistéis vosotros en los comentarios los que nos avisasteis de que a la Flor da Coruña la transplantaron a otra maceta. Lloramos su pérdida, una tortilla de notable en un barrio excepcional.

2 comentarios en «Flor Da Coruña»

  1. Alguien sabe donde están ahora las personas que regentaban este local? Era mi tortilla favorita, pero ahora se han trasladado y me gustaría volver a comerla. Un saludo

  2. Hola Manolo.
    Después de dejar el local de Antonio Viñes, se trasladaron a la calle Andres Gaos, en donde hacían, es mi opinión, una de las mejores tortillas de Coruña. Me refiero a la de patatas con un sutil toque de cebolla, no a la campesina.
    Hace ya más de un año se volvieron a Madrid, creó que por problemas de salud.
    En la calle Andres Gaos tienes el Bar Dillons, que hacen una tortilla muy aceptable, no es como la que hacían en A Flor, ni tan rica como la del Pontejos o la del Cabanas, pero es de notable.
    Un saludo

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