Lo primero de todo: no os asustéis por el título, todas y todos estamos bien. Bueno, a ver, bien bien… con nuestro más y sus menos. Que si el estrés post-vacacional, que si ese ventilador no chuta lo suficiente y menudos sofocos, que si parece que me baja el azúcar y voy a tener que meterle un tiento a ese sabroso helado con forma de pie… pero sí, nada que no solucione un poco de terraza. Nos avisó el doctor que teníamos la tortillina por los suelos y fuimos a catar al Hospital Marítimo de Oza.
Deshacemos la duda: desafortunadamente el Hospital Marítimo de Oza no se encarga de curar a los peces de la ría del Burgo. Tampoco es que se reserven el derecho de admisión a lobos de mar. Actualmente, acepta a todo hijo de vecino que lo necesite aunque en sus inicios se dedicó solo a pacientes de tuberculosis. Nosotros, en nuestra impagable labor de investigación de sitios donde tortillear, confundimos tuberculosis con tubérculos y nos emocionamos al pensar que igual venían mojados en delicioso huevo. Obviamente no, fuimos a hacernos no sé si unos análisis o ponernos una vacuna o yo qué sé (como veis hay críticas que ya tienen una temporadita) y para pasar el mal trago hicimos también pasar una tortilla por nuestros esófagos.
Aquí tenéis una nueva edición de tortillas de hospital, que no suelen ser precisamente hospitalarias, pero que mira, ya bastante tienes con estar en uno de estos sitios (sea trabajando o como paciente) como para que encima te priven de tu plato favorito
Aspecto: Intentaremos no hacer demasiadas bromas con la salud, pero esta tortilla tiene pinta mortecina, con una piel agrietada a la que le vendría bien la crema aquella de los marineros noruegos.
Jugosidad: Hechita, aunque baja fácil.
Sabor: Fría como un diagnóstico. Sabor a huevina que se ve desde Alicante. Las patatas desaborías. Estilo francesero, calidad de comida de hospital. No es que esté mala, vaya, pero la materia prima parece que ha sido lo que sobró de la cosecha. Y entendemos que hay que hacerla asequible a hipertensos, pero algo más de sal tampoco le sobraba.
Tamaño: Decente tamaño.
Precio: 2.62€ con un café. Al menos es barato.
Otras observaciones: La cafetería es cutre y desangelada, como si no fuera ya la experiencia de un ingreso hospitalario suficientemente dura. El servicio bastante tosco. Pan escaso aunque aceptable.
Y el veredicto es…
Nota final: Una tortilla olvidable, que puede cumplir para un trámite, pero la cual es mejor esquivar. Creemos que en un hospital es más que necesario iluminar los corazones con una sabrosa tortilla, pero aquí la cadena de encargados que ha diseñado esta tapa parece que solo han querido salir del paso. Por favor, pongámosle cariño al asunto. Nosotros, con mucho esfuerzo, lo dejamos en un 4.5/10
Lo mejor: El precio está bien.
Lo peor: Los ingredientes. Con darle un poco más de calidad y un tiento de calor igual aprobaba.
El Hospital Marítimo de Oza está en la calle Xubías de Arriba en el número 1