Tenemos un profundo respeto por el gremio de hostelerxs. Para nosotros, que disfrutamos tanto con las tapas y la tortilla, ¿qué podemos decir de las personas que diligentemente satisfacen este vicio? Nada más que buenas palabras. También sabemos que en esta época muchos de ellos no pueden realizar su trabajo como de costumbre y eso disminuye ingresos y pone en riesgo muchos puestos de trabajo. Tampoco somos ingenuos, sabemos que en muchos locales las leyes y las condiciones laborales se las pasan por cierto forro y los empleados trabajan más horas de las que cobran, muchas veces en negro y otras muchas extralimitándose en sus funciones. Y más de una «gran cadena» coruñesa adolece de estas prácticas ante las que nos oponemos frontalmente. Pero por lo general creemos que la hostelería, sobre todo a pequeña escala y de barrio, es un trabajo muy sacrificado, que no trae siempre excesivos beneficios y que aporta vida y felicidad a las comunidades donde se desarrolla. Por eso, desde nuestro respeto a lxs hostelerxs, lamentamos encontrarnos casos como La Taberna del Magistrado.
En esta entradilla deberíamos hablaros del enclave en donde está este local, debajo del pintoresco tunel de la calle de la Sinfónica de Galicia, bajo la atenta mirada de nuestros rascacielos locales: el Edificio Costa Rica y la Torre de los Maestros y en una zona, San Pablo, que otrora se poblaba de jóvenes dándole al morapio finamente las noches de los fines de semana (el que escribe solo asumirá responsabilidad delante de no menos de dos de sus abogados). También deberíamos comentar que al parecer la tortilla del local tiene cierta fama y que nos decidimos a probarla después de que algunxs de vosotrxs nos recomendaséis ir (ya os encontraremos, ya…) pero la verdad es que después de la experiencia vivida, nos quedan pocas ganas para la literatura florida y sí para contaros lo que pasó. Así que, no os adornamos más esta crítica y vamos a lo qué importa: ¿qué diablos pasa con la tortilla de La Taberna del Magistrado?
Aspecto: Al pedir tortilla nos preguntaron si queríamos tapa o pincho y explicitamos tapa (lo cual repitió el camarero). Cuando llegó… no os vamos a negar una pequeña decepción. El plato en el que venía era bien chulo, la tortilla tenía un color bonito y el huevo meloso asomaba por el corte. Pero la verdad es que se veía pequeña, delgada. Que no os confunda el tenedor, era un tenedor de postre y esos tres trozos de pan que la acompañaban eran picatostes venidos a más. Lo dicho: muy bonita pero pequeña para su edad.
Jugosidad: Nada que objetar en este punto. Pese a un borde más fritito, al abrir cada trozo el interior se desploma y llora sobre el plato. Algo que, con ayuda de los tres torreznitos dimos buena cuenta al acabar.
Sabor: Huevo muy rico, patata blanda, sal justita. Muy sabrosa sobre todo si no tienes hambre.
Tamaño: Es posible que engañe la perspectiva de la foto pero tanto el tenedor como el plato, como el pan y sobre todo la tortilla eran pequeños. Cuesta pensar que esto sea una tapa y no un pincho pero bueno, hay sitios más rácanos. Por fina y por tamaño queda algo exigua.
Precio: Ahora viene lo gordo… por este pincho de tortilla nos han cobrado 3.25€. ¿Que no os lo créeis? Nosotros tampoco y pedimos que nos trajesen la cuenta. Este es el percal:
Asumimos los 2€, si la tortilla es grande y vale 2.5€ también, incluso si es una minitortilla y tambien se va un poco de precio aceptamos. Pero 3.25€, a todas luces, nos parece una estafa manifiesta. De ninguna manera, no hay ninguna explicación para que cobrar 3.25€ por esa tapita sea algo que no traspase los límites de lo razonable. No lo tomamos como algo personal, porque las críticas que hemos leido (a posteriori, desgraciadamente) en TripAdvisor, ya dejaban claro el modus operandi de la gente que gestiona este local:
U otro
En fin, una delicia…
Otras observaciones: ¿Qué más podemos comentar del sitio? Que por ejemplo, y más en esta época, nos hubiera gustado que nos limpiasen la mesa que estaba hasta arriba de ceniza. Sí que hubo tiempo a tener una actitud vacilona por parte del camarero.
Y el veredicto es…
Nota final: Que una tortilla esté más seca, que le falte o le sobre sal, que la patata esté cruda, que cobren 50 céntimos de más o que tarden en traerla son cosas que pueden pasar. Por más que luego lo contemos aquí con más o menos chistes, son errores que sabemos no vienen de la mala fe de nadie y por eso los asumimos con deportividad. Pero que en un local cobren lo que cobran en La Taberna del Magistrado nos parece que es una falta de respeto al cliente. Como comentábamos al principio, respetamos profundamente el trabajo de lxs hostelerxs y siempre que hemos podido hemos dado muestras de apoyo y promocionado su trabajo. Pero hoy tenemos que aconsejaros todo lo contrario: huid de La Taberna del Magistrado como de la COVID. Le damos de nota, siendo generosos y porque al final debajo de todo esto hay una tortilla que no está mal: 2.5/10.
Lo mejor: Es triste pero la tortilla de la taberna del Magistrado haría un pincho más que notable. Al menos a nosotros hemos rentabilizado los tres euros escribiendo este post.
Lo peor: Queda fuera de concurso, no hay por dónde justificarla y cualquier otra opción en Coruña es mejor.
Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
La Taberna del Magistrado está en la calle Magistrado Manuel Artime en el número 24.
Los augustos habitantes de Riazor/Ciudad Jardín nos avergonzamos de compartir barrio con este establecimiento.
Como vecino, habitual de la zona y cliente del Magistrado no puedo estar más en desacuerdo con lo que se comenta en el artículo.
Pablo y Luis son unas excelentes personas y grandes profesionales.
Entiendo que mi opinión pueda ser tomada por poco imparcial pero creo que el hecho de ver siempre a una clientela fiel y habitual certifica que su artículo dista de la realidad, todo el mundo puede tener un mal día por lo que les rogaría que volviesen a pasar por aquí.
Completamente con la reseña. Ese lugar es la mayor estafa que hay en A Coruña
Luis es un personaje con una soberbia y una chulería que no son ni medio normales, y el otro un incompetente que como tiene clientes (por ahora), se permite el lujo de vacilar a los que no conoce y tratar como clientes de segunda .
Los precios son de auténtica estafa en general y las tapas y raciones de chiste
Completamente de acuerdo con la reseña
Luis ya era un ser desprendible cuando regentaba el Sefora y ahora encima le subio más la chulería.
El otro no vale ni para servir tercios en una whiskeria. Viven de los clientes que ya tienen que debe ser que les gusta tirar el dinero y de una fama extraña donde parece que es lo normal pagar una pasta por comida sencilla y simple.