Sí, ya estamos aquí de nuevo. Espontáneos como este verano que intercala días de tórrido calor y diluvios bíblicos sin apenas solución de continuidad porque si la vida ya no nos daba suficientes sustos, por qué no hacer de la meterología un motivo más para estar alerta? Mientras comprobamos lo imposible que es mantener un armario para cada semestre y los camareros de los bares hacen brazo de tanto poner y quitar las terrazas, nos acercamos por el Leria ahí en la Cubela en cuanto el trabajo nos suelta, a ver si nos da energía para llegar enteros a las vacaciones.
Puede que notéis en nuestras letras cansadas que el verano se nos está haciendo cuesta arriba. Si el tiempo no nos da tregua, tampoco encontramos consuelo en los eventos en la ciudad. Otro año sin noticias del Noroeste hasta que montan el escenario en la playa, y las pocas informaciones que hay lo hacen indistinguible de las fiestas de María Pita, de las de los barrios… o del dúo que hace versiones y que han contratado en el bar para animar el vermú del próximo finde, con todo nuestro respeto porque encima el bar lo pone de su bolsillo. A cambio de una progresiva pauperización de la escena cultural coruñesa al alcance de todas, lo que sí tenemos son unos terrenos portuarios en los ya van por los cuatrocientoscincuenta eventos a precio generoso para el que recauda y que son alegremente patrocinados con vuestros y nuestros dineros para algarabía de la promotora que toque y en ocasiones para los fondos que invierten en exterminar al pueblo palestino. Como para no estar dando palmas con las orejas. ¿Véis como nos hacía falta energía?
De aquí al 1 que Baiuca abra las fiestas frente al ayuntamiento, pondremos velas a la Virgen del Rosario para que la demolición controlada que está llevando a cabo el concello de la escena cultural accesible nos deje algo más que pagar a 12€ los kebab XXL de la inminente Feria Medieval. Que nuestro tono lastimero no os amargue la canícula: si en A Coruña sabemos de algo es de troulear contra viento y marea. Disfrutad de las fiestas en la medida de lo posible y si tenéis que colaros en un concierto por la cara o meter una cerveza de extraperlo para ahorrar un poquito que la vida está muy achuchada, que sabéis que tenéis todo nuestro cariño y apoyo, que siempre hemos sido un poco punkis. Ahora, a comer.
Aspecto: No tenemos pruebas pero tampoco dudas; a la buena tortilla cafetera se le ve el carácter en cuanto aposenta. Una tortilla gourmet de restaurante puede engañar con el aspecto pero la de bar tiene un queseyó que te cuenta su vida antes de que le metas diente. La del Leria es resuelta y de buen color, se le ven buenos ingredientes y maneras, no babosea pero parece que no le hará falta para ganarse nuestros corazones.
Jugosidad: Ofrece algo de resistencia pero se hace melosa en el paladar. Agradece el pan para barrer el suelo y pasa sin problemas.
Sabor: Patatas de grosor fino, un huevo sabrosísimo y un punto de sal muy justo. Muy sabrosa y degustable, de convertirse en un imprescindible al visitar el local.
Tamaño: Pequeña pero aguerrida, una cantidad más que aceptable.
Precio: 1.80€, un precio de abrazo.
Otras observaciones: Hay tapa y ración pero no hemos de pasarnos que son las 11 de la mañana. El servicio de diez.
Y el veredicto es…
Nota final: No arriesga esta tortilla cafetera que se acrecenta a cada mordisco y es difícil que disguste a nadie. En la más que asumible tradición de las de su estirpe, acompaña tanto a un café como a una caña y está hecha para gustar a todos por igual. Al precio y tamaño que está, casi es un pecado no catarla. Nosotros, que siempre que vamos volvemos a caer en sus enredos, le damos un 7.8/10
Lo mejor: La full Leria experience es un gustazo. Un local en el que estamos agusto, a buenos precios, ponen pinchos… ah! ¿y la tortilla? qué decir más que siempre apetece. Una opción que no defrauda.
Lo peor: A cambio de fastidiar a todos los cuajadores le apretaríamos un pelito más a la jugosidad.
La Taberna Leria está en la calle Travesía de Rianxo 11, en el bajo 5.