Malibú

La siguiente entrada fue escrita hace más de cinco años así que es probable que esté desactualizada.

Que gusto nos dan algunas colaboraciones y más en diciembre que hace fresquito y cuesta más salir de la manta para tortillear outdoors. Más nos gustan las colaboraciones si son tan elegantes como las de nuestro amigo D.Yllanes que ya nos había regalado algún que otro análisis. Le soltamos tanto la cuerda que casi se nos coge un tren para largarse pero al final lo convencimos para que tortillease ahí cerquita de la estación, en un lugar soleado y playero como es el Malibú. Desde California con amor, ésta es la crítica de D.Yllanes:

«Yo he crecido cerca de las vías y por eso sé
Que el huevo y la patata viajan en el mismo tren»

Llegamos al bar, espacioso y ordenado, y primera sorpresa: Está decorado con maquetas ferroviarias, muy apropiadas para el barrio. Bueno, ferroviarias, una ciudad entera. Así da gusto tortillear. Pedimos la tapa, nos llega al momento. ¿Estará fosilizada y resecuza? ¡Confiemos en que no!

Malibú (trenes)

Aspecto: Color apetitoso, rebosa un poquito del huevo. Ya nos vamos relamiendo. Gruesa sin ser excesiva, plato cuadrado con su pan, seguimos marcando casillas. La probamos, ¿no?
Jugosidad: Qué tortilla, oiga. Temperatura justa, recién hecha, huevo everywhere, qué gozada. Las patatas, curiosamente, cortadas algunas en láminas y otras en taquitos. Como dicen los informáticos, «it’s not a bug, it’s a feature».
Sabor: Hombre, sabía a huevo. A qué va a saber. Si este colaborador encarga una tortilla, la encarga así. Quizá algo salada para algunos; aquí somos jóvenes y nuestra tensión arterial pide guerra. Destaca la esponjosidad, igual lleva un chorrito de leche. El pan, bien fresco, ofrece gustoso ayuda para rebañar el huevo y los trozos de patata. Dejamos el plato reluciente.
Tamaño: Correcto. A un hobbit le arregla el segundo desayuno.
Precio: 1,50 €. Ni bien ni mal, estamos en barrio obrero.
Otras observaciones: Mientras apuramos el tercio de Estrella a precio popular, echamos un ojo al coste de oportunidad de nuestra tortilla: Tapas variadas, todas al redondo 1,50; constatamos que los callos del señor de al lado tienen buena pinta. Con la consumición nos ponen pincho, seguro que volvemos.

Y el veredicto es…

Nota final: Otra tortilla ferroviaria con puntuación notable, le plantamos muy gustosos un 8,3/10. En este barrio saben tortillear.
Lo mejor: El sabor. Hasta el pollito que hubiera salido de ese huevo reconocería que es mejor así. Estamos escribiendo esto y nos apetece otra.
Lo peor: En posteriores visitas hemos constatado que el tamaño de la tapa fluctúa en función de cuánta tortilla quede y cuántas tapas se pidan. Recordad: si sois un rebaño, ¡encargad vuestra tortilla!

Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
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El Malibú está en la avenida Sardiñeira número 28.

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