«Éche un andar miudiño, miudiño, miudiño…» Cómo nos gusta esa canción a los tortilleros y qué gracia nos hace. Porque miudiño sería el andar que llevaba el buen hombre, pero lo que es la kurda tenía que ser colosal. Nos gusta mucho cantarla cuando estamos lonxe da terra y también cuando estamos muy muy cerca, por ejemplo en la curva de la grada de Riazor, levantando a nuestro equipo hasta en los peores momentos con esta canción que no habla de vírgenes ni de playas si no del sentimiento alegre que propician los efectos medicinales del vino blanco. Y es que al igual que acaba la canción (con un galleguísimo y cauto «por ahora») no hay quien pueda con la gente marinera. Y con nosotros y vosotros, todxs tortillerxs bravxs, ¡tampoco hay quien pueda! Si nos atrevemos con esos tarugones cafeteros que no flotarían ni por asomo, el más agitado oleaje no puede ni hacernos temblar una pestaña.
A más de uno se le ven maneras de patrón cuando maneja el tenedor por el mar de tapas pero… ¿dónde queremos atracar este barco de Aún Pillas Tortillas en el que viajamos todos? En una buena cantina, en una mesa con un plato delante que aplaque nuestro apetito. ¡Una tortilla que quite el sentido! Seguro que en cuanto nos vean comer, bromear y beber unas cuncas ya no hace falta decir de qué lado del mar somos, ¿que no? Pues esta es solo otra parada más en busca de la tortilla definitiva. Grumetes, echamos ancla para repostar en esta cala del barrio de Pescadería llamada O Miudiño. No se me despisten con las mujeres de la zona del puerto (ni con los fornidos estibadores) que aquí venimos a tortillear ¡A por ella!
Aspecto: Aunque el verano esté cada vez más cerca, esta tapa nos trae abriguito de crujicórtex. El entretiempo es lo que tiene. Mal por ella y mal por dejar que se adivine con la primera mirada. Por lo demás bien: cazuelita y pinta de trabajada, con ello nos olvidamos un poco.
Jugosidad: Algo correosa, seguro que tuvo una vida llena de aventuras y llevaba hecha unas cuantas horas (y eso que era una hora decente para tomarla y que estuviera fresh, alrededor de las 9 de la noche…). Gracias a la fanta que me ha dado tanto y me ayudó a bajarla. La poca jugosidad le casca un pero.
Sabor: Calentada a microondas, de sabor decente pero sin resaltar. Una leve decepción que tampoco es que tenga grandes errores. Es aprobable.
Tamaño: Respetable, bueno, decente. Algo para empezar a hablar.
Precio: En la carta ponía 1.70€ pero nos cobraron 1.80€. No sé si por estar en mesa (estábamos dentro) o es un impuesto revolucionario tortillil que desaconsejamos (¿alguien que nos confirme como cobran?)
Otras observaciones: Buen servicio, muy buen pan, la cazuelita es graciosa y nos quedamos con ganas de probar el otro producto más «especial»: la tortilla guisada de la que nos han hablado maravillas. Habrá que volver.
Y el veredicto es…
Nota final: Creemos que no era su mejor día y seguro que volveremos ya que muchos nos la habéis recomendado y la turba tortillera no suele equivocarse. De momento, ese día la tortilla del Miudiño nos ha dejado un poco náufragos. Un 5.7/10 que se aleja remando.
Lo mejor: Tamaño decente, quita el hambre y eso no es poco en estos tiempos que corren.
Lo peor: Tortilla vetusta, algo correuda, en el apogeo de su vida no cobra poco. Probablemente sea un mal día.
O Miudiño está en la calle Estrella número 30
Actualización 06/09/17: O Miudiño se jubiló y cerró sus puertas y según dicen muy merecidamente. Nosotros ya nunca podremos probar su famosa tortilla guisada y ver si nos gustaba más que la clásica. ¡El que no corre vuela!