Han pasado tres años desde la última vez que nos hemos puesto manos a los fogones a intentar hacer una tortilla distinta… y por algo será. Sí, aquella tortilla de manzana no iba a ganar ningún premio y la tortilla de calabacín era más sosa que un acuario de mejillones pero seguíamos confiando en que algún día de nuestras manos podrían salir alternativas a la tortilla de patatas que estuvieran digeribles. Y ya que habíamos intentado hacer una tortilla de patatas sin patatas… ¿por qué no probar a hacerla sin huevo?
Y es que aproximadamente el 8% de la población española es vegana, cada uno en mayor o menor grado y por unas u otras causas y a nosotros personalmente nos parece una buena noticia. Sea por salud o por ética, y por mucho que nosotrxs no lo seamos y disfrutemos de los productos de origen animal, nos es imposible no animar a reducir o controlar el consumo de estos productos (y eso sí que lo estamos intentando). Y, como imaginaréis, dentro del veganismo, hay una gran parte de gente que no consume huevos con lo cual eso de la tortilla de patatas tradicional, ni mirarla. A nosotros nos rompe el corazón que quede alguien que no disfrute de este plato y aunque creemos que el sabor del huevo es irreemplazable, ya ha habido varias veces que nos han hablado de sucedáneos que ayudan a salvar el tipo. Hoy abrimos el Laboratorio Tortillero sin tocar los huevos a ningún animal porque hoy hay de menú…
TORTILLA DE PATATAS CON HARINA DE GARBANZO
(de los huevos solo queremos que salgan pollitos)
Como lo oís, harina de garbanzo. La idea principal de esta receta es sustituir el huevo batido por harina de garbanzo diluida en agua. Fuera esas muecas de sorpresa y/o asco, esperad al final a ver como nos sale. Esta vez nos quisimos tomar un poco más en serio la elaboración e hicimos una investigación por los internets. Las recetas de las que sacamos ideas fueron de los blogs Mi Menú Sin Gluten (porque al ser de garbanzo, libramos de que tenga gluten), Danza de Fogones, Directo al Paladar y Vegetarianismo.net ¡gracias!
RECETA
Ingredientes de nuestra tortilla
– Un par de patatas
– 6 cucharadas de harina de garbanzos
– 12 cucharadas de agua
– Cebolla en polvo
– Sal
– Aceite
- La primera parte de la receta es exactamente igual que la de una tortilla normal: cortamos las patatas finas y las cocinamos a fuego medio/bajo. Si os sirve de referencia nosotros las hicimos hasta que de blanditas se rompían, tapadas y en el último minuto les dimos un toque de calor más fuerte.
- Al lado, en un bol, echamos la harina de garbanzo y el agua y empezamos a batir como si fueran huevos hasta alcanzar una textura similar. La podéis ver en la foto de abajo. No os fiéis demasiado de las cantidades, nosotros fuimos corrigiendo a medida que batiamos para que tuviera el mismo espesor que el huevo batido.
- Con la mezcla batida incorporamos las patatas y un poco de cebolla en polvo para que le dé sabor (la harina de garbanzo no es tan sabrosa como un huevo y necesita ayuda). Batimos toda la mezcla. Entre la consistencia de la harina de garbanzo y que las patatas estaban bien blanditas a nosotros se nos hizo un mejunje tal que así
- Que pasamos a una sartén con un nada de aceite bien caliente y dejamos que empezase a cuajar. Nosotros empezamos a intuir que se estaba pegando un poco y le dimos algún que otro meneo para evitar que lo hiciese. Tenedlo en cuenta también si queréis probar la receta: el cuaje del huevo no es el mismo que el de la mezcla con harina.
- Sí, sabemos que la foto anterior no tiene una pinta muy apetitosa. Una vez vimos que los bordes estaban cuajados, la volvimos a menear, le dimos la vuelta, apagamos el fuego y dejamos que se sellara y se acabara de hacer por el otro lado, algunos minutos con el calor residual. Entonces la sacamos de la sartén y…
Nos diréis que no ha mejorado ¿eh?… A nosotros si nos la ponen delante no sabemos distinguir que no tiene huevo. Pero bueno, una cosa es el orgullo de padre de tortilla recién parida y otra cosa realmente lo que valga como plato. Pasemos sin dilación a…
LA CRÍTICA
Aspecto: Cuela por una tortilla normal y el que diga que no, miente. Sí que es cierto que una vez la partes ya puedes ver alguna diferencia (una patata que la mezcla ha asumido como propia, por ejemplo) pero cerrada es una tortilla casera, sencilla, quizás algo blanquecina pero sin nada que salientar.
Jugosidad: Hablemos claro: es algo taruguilla y le viene bien líquido adjunto para su deglución. La mezcla es absolutamente puretosa y homogénea, se hace pegajosa al tragar y no va a dejar que mojéis el pan. Pero vamos, tampoco es nada que no nos hayamos encontrado en algún bar. Aprueba por blandita, lo que permite un fácil ataque.
Sabor: Sorprendentemente… ¡bastante bien! Es un poco masijo (igual ayudada por nuestro afán de mezclar la patata) pero no tiene mal sabor, se le intuye la cebolla en polvo y no hay tanta diferencia con algunas de las tortillas más estilo puré que hemos comido. Un aire tiene a esas tortillas de supermercado un poco plastiqueras pero se come bien agusto.
Precio: Más barato que una tortilla normal. Es poca la harina de garbanzos que echamos.
Tamaño: La densidad ayuda a que sacie.
Otras observaciones: Sirve para pincho, para bocata, para picnic y para lo que se le eche encima.
Conclusión final: Esta tortilla da el pego y si no nos creéis probadlo vosotrxs mismxs. Puede que el punto de cuaje haya que practicarlo y sea algo más complicada de cocinar pero una vez le cojais el tranquillo os aseguro que os va a salir un plato más que decente que si bien no sabe como nuestros queridos huevos, sí que va a servir para que gente que no los consuma por uno u otro motivo no tenga que privarse del mejor plato del mundo. Con la emoción de ver como un plato por fin nos sale bien, le damos…
4 garbanzos sobre cinco
Y esperamos que la comunidad vegana de Aún Pillas Tortillas se manifieste para decirnos qué usan ellos como sucedáneo del huevo, si nos dan algún consejo para mejorar esta receta, si conocen algún sitio en Coruña donde hagan tortillas veganas… ¡os leemos en los comentarios!
Un comentario en «Tortilla vegana sin huevo»