Vermús, vermús, vermús… es cierto que con ese martini mezclao muchos os decantáis por los callos y dejáis a la tortilla en su barra. No os culpamos; nosotros también pecamos a veces. Pero tiene un aliado la tortilla, por mucho vermú que medie, en estos días de calor acuciante: hay que ser muy bravo para enchufarse unos callos en plena solana. Nosotros lo somos: hace poco en el Caprice de Vioño nos cascamos las dos tapas de una sentada.
No queremos que sigáis nuestro ejemplo. Como comprobaréis posteriormente en la crítica tuvimos graves problemas de movilidad para levantarnos del sitio. Jugamos a ser Dios pre-comida y cuando conseguimos llegar a casa solo pudimos arrastrarnos hasta el sofá para el reposo del guerrero. Difícil un letargo más dulce que el ocasionado por la combinación de esos dos platos.
Pero lo importante es la tortillaza que degustamos, que a decir verdad fue toda una sorpresa pues el sitio nos parecía más una cafetería medio pijolas que un antro tortillero. Una vez más la realidad nos ha callado nuestras bocazas y aquí vamos a reconocerlo. Todos a sus puestos. Que desfilen los platos.
Aspecto: Sin sentido. Parece un cuarto de una tortilla para 4 personas. Un trozo gigantesco, excepcional, abusivo. Hasta se escapa del plato. Es imposible fijarse en algo más.
Jugosidad: El espíritu es el de una tortilla cuajada. Sabemos que es enemigo de la jugosidad pero en este caso baja sin problemas.
Sabor: El huevo riquísimo y una patata grande pero blandita engranan bastante bien. Estamos ante una tortilla casera, como de madre, hecha con mimo, gruesa, suave y muy sabrosa. Imposible que sepa mal.
Tamaño: La tapa más grande de tortilla que hemos visto en lo que llevamos de página. Descomunal.
Precio: 2.50€ que vista la envergadura se hacen baratos.
Otras observaciones: Contentos con el amable servicio nos vemos en la obligación de señalar que lo de preparar un vermú no es su fuerte. Los callos de pincho gratuíto también sabrosos. Aprovechamos para desde aquí abrir una queja para todos locales que los ofrezcan: poned un trocito de pan con ellos. Queremos mojar.
Y el veredicto es…
Nota final: Buen tortilleo en el Caprice que suma su nombre a la larga lista de sitios que gozan de buenas versiones de este plato en los alrededores de Vioño. ¿Hemos encontrado una nueva meca tortillera? Mientras lo averiguamos le dejamos un 8.1/10
Lo mejor: El tamaño. Salir comido, cenado y recenado.
Lo peor: Le bajaríamos un poco la altura a cambio de más jugosidad.
Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
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El Caprice está en la Avenida de Arteixo en el número 90
