No son pocos los bares que este año decidieron abrir días antes del confinamiento: nuestras plegarias van por todos ellos y sus agallas, ya hay que tener mala suerte. Uno de los que atinó, por lo que tenemos entendido, es el Deabejas un local que encontramos por casualidad en una caminata por el centro de la ciudad. Y a nosotros en cuanto vislumbramos algo amarillo en una mesa nos falta tiempo para plantar allí nuestros culos.
Poco ya tiene que envidiar la calle Olmos a sus hermanas con más fama de la Galera y la Barrera. Aunque más corta que las otras dos, opciones para tapear o tomar unos vinos no faltan (e incluso unas copas). Lo que sí, os planteamos una duda que nos corroe… ¿se está apijando la zona? Vale, vale, alguno nos diréis «pues sí que estáis espabilados, como si fuera algo nuevo» y entendemos que forma parte del proceso natural, aunque triste, de cualquier centro de ciudad. Sin embargo, cada vez que nos paseamos por ahí últimamente, vemos que ha desaparecido por completo cualquier propuesta que no sea un reclamo de turistas. Echamos de menos más tascas, más comida autóctona, más cercanía en el trato y sobre todo más cercanía en los precios a lo que llevamos en la cartera.
Nos da la impresión de que el centro es ya un parque temático que ha perdido toda esencia o relación con lo que es Coruña. Afortunadamente no se han llevado las galerías, ni la Dársena ni a la pobre María Pita subida en su pedestal, pero parece que los locales de los alrededores son negocios enfocados a dejar buenas cantidades de dinero que podrían existir en cualquier otra parte del mundo sin que se desentonasen. Y para entonar aquí estamos nosotros entonando este canto lastimero para que no nos secuestren el centro de la ciudad, que aunque la mayoría de coruñeses y coruñesas no durmamos allí, seguimos viviendo allí y queremos considerarlo nuestro.
Aspecto: De nuevo el arte aterriza en una tortilla. Esta tapa, de tono amarillo quizás artificial, viene espolvoreada por unas briznas de cebollino. Muy bonito pero servidor tras probar el sabor de la combinación decidió quitársela. Intención valiente pero resultado discutible.
Jugosidad: Más bien pegajosita. Baja bien aunque agradece el pan. Deja una propina de mojeteo que sin ser generosa sirve para ser reseñada.
Sabor: El cebollino no fue suficiente y decidieron prepararla con cebolla. Qué os vamos a contar entonces. Sabor quedoso para amantes de estas hortalizas, potente si decidimos mantener el verde en el plato. Quitándole el cebollino se intuye un huevo rico, una patata más desaparecida pero por lo general un sabor menos llamativo que su aspecto. Aún así no nos consideramos estafados, que no es poco.
Tamaño: Aceptable, sobre todo porque por estos lares acostumbran a pensar que estamos a dieta estricta. Más amplia que gruesa, al final se come de dos o tres bocaditos.
Precio: 2.20€, xa lle chega
Otras observaciones: Abundante pan. Correcto servicio.
Y el veredicto es…
Nota final: ¿Quizás el Deabejas entre en esos bares de los que protestamos en la entradilla? Pues igual, pero como tiene tortilla consideramos saldada su cuenta con la ciudad. La tapa no está mal, es más vistosa que sabrosa y viene un poco condenada por un precio que creemos demasiado alto. Entusiasmará a aficionados del sonido cebollil. Nosotros, sin que nos haya hecho llorar, le damos un 5,9/10
Lo mejor: Es que no somos cebolliners pero si vosotros sois seguidores de esta corriente filosófica y además sois estetas de la gastronomía, aquí tenéis vuestra tapa.
Lo peor: ¡Esos 2.20€! ¡Que os estoy viendo! ¡Que se os escapó la mano al poner los precios en la pizarra!
Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
El Deabejas está en la calle Olmos en el número 2