Woooow, menuda soneca, ¿no? ¿Os habíais olvidado de nosotros? Esperemos que, pese a este letargo en el que estamos sumidos, aún nos guardéis en vuestros corazones como aquellos valerosos descubridores que solo querían traeros las mejores y peores tortillas para que no tuvierais que jugárosla cada vez que pisáis un bar. Si aún nos teníais en vuestras plegarias, aunque estéis algo enfadados por nuestra ausencia, aquí os traemos un pequeño agasallo: la crítica de la tortilla de La Mila.
No vamos a andar con mentiras: ni nos han hecho una oferta para escribir un libro ni hemos sufrido un apagón desde el último septiembre. Es solo que la vida, con sus ritmos y necesidades, nos deja poco tiempo para dedicarle a esta pasión. ¡Prometemos que no hemos estado probando tortillas sin vosotros! Además, las cosas claras, tras más de cuatrocientos ejemplares que podéis ver en estas páginas, cada vez es más difícil que nos coincida probar una nueva. Es por eso que ya no os prometemos algo que no vamos a cumplir: el blog no va a desaparecer pero por el momento seguirá en un estado perezoso, casi de hibernación. Eso no quita que intentemos sacar tiempo para publicar algunas críticas que teníamos pendientes.
Y es que aunque no tengamos mucha oportunidad para ejercer nuestra labor, las tortillas nos siguen buscando y encontrando. Por ejemplo, cuando pedimos a un local especializado en milanesas y vemos que en la carta se ofrece también este mejunje amarillo que tanto nos gusta. Pues qué demonios, se hace un esfuerzo, se pide, se degusta y se escribe una crónica.
Aspecto: Preciosa cuál astro rey, ese que estos días se asoma por el horizonte cuando hemos bajado con paraguas y llama al trabajo para decir que está enfermo cuando hemos bajado de shorts y chulesca actitud veraniega.
Jugosidad: Super jugosa, de relamida continua. Una tortilla a degustar en varios tiempos hasta que no queda más y toca fregar el plato con pan.
Sabor: Muy sabrosa, tanto en el huevo como en la patata provista en lámina temblona. Algo saladita para los hipertensos, carisma para los disfrutones. La corteza frita esconde un espectáculo de capas de ingredientes de alta calidad que harán que te pelees con tus allegados por el último trozo. Una maravilla.
Tamaño: Tamaño aceptable, sin demasiados alardes. Son más impresionantes en este aspecto las milanesas.
Precio: Pedimos media tortilla y valía 9€, ahora ha pasado a 10.50€. Que sí, que la carestía de la vida y demás… pero luego siempre encuentras sitios que costándoles lo mismo los ingredientes la tienen a mucho mejor precio.
Otras observaciones: Todo coruñés o coruñesa que se precie una vez en la vida tiene que meterse entre pecho y espalda una milanesa argentina y boquear a posteriori durante hora y media en el sofá pensando en que tenía que haber parado antes. Nosotros ya hemos pasado por ello.
Y el veredicto es…
Nota final: Nos congratula salir de la cueva para celebrar una tortilla como esta, como a nosotros nos gusta, tesoros ocultos que pides para completar una comida y acaban llevándose el premio a la reina del baile. La tortilla de la Mila no esconde las tablas que deben tener en cocina y combina una patata blanda con un huevo sabroso todo en proporciones atrevidas que dan como resultado un plato memorable. Nos gustaría que fuera más grande o más barata pero entendemos que la calidad también se paga. Le queda después de los cálculos un 8.2/10
Lo mejor: Que sigamos haciendo de parapeto a la hechura castellana respondiendo a remilgados con huevo en el que poder bautizar a un niño.
Lo peor: Que los 10€ por una tortilla entera se vayan alejando cada vez más en muchos locales.
La Mila está en la Avenida de Oza en el número 90