Palacios (Hipercor)

¡Hey! ¡Que parece que ya vamos asomando la cabeza! En alguno de nuestros paseos hemos visto que las sillas de las terrazas ya van saliendo de su hibernación, menuda buena noticia. Eso sí, para que los fogones de las cocinas vuelvan a encenderse parece que aún va a pasar algo de tiempo. Por lo que hemos visto las tapas de tortilla aún siguen en FASE 0, si conocéis alguna que avance avisadnos para ir raudos a catarla. Pero con calma y sin prisa que es necesario que nos desescalemos con xeito. Nosotros mientras tanto vamos llenado el buche con lo que podemos, y ya que parece que os gustó la cata de La Cocina de Senén, hoy traemos otra prueba de fuego para nuestros estómagos: la tortilla Palacios.

Esta marca ya no tiene tan buenas reseñas como la Cocina de Senén. Es distinta también. Pasamos de un producto congelado y volvemos al formato clásico de las tortillas precocinadas: frescas para guardar en nevera. Dentro del espectáculo de horrores en el que consiste este género, por lo que hemos podido leer por las redes, la tortilla Palacios no es de lo peor.  Y eso esperábamos, que en nuestra memoria aún quedan ecos del aborto culinario que probamos en su día del Supercor. El corazón y el escrúpulo de uno ya no están para sustos así que señores manufacturadores, hagan por favor productos que sean comibles o dejen a la tortilla en paz.

Con ese reclamo de huevos camperos de gallinas en libertad, con la nota del aceite de oliva extra y con más hambre que el chavo del ocho, nos enfrentamos de nuevo a un plato que preferiríamos tomar al sol y bien servido por un amable camarero. Eso llegará pronto, pero de momento, a encender la sartén.

Aspecto: Os dejamos la foto abajo para que veais la pinta final. Bastante uniforme, con un amago de rugosidad en la superficie, bien sellada. no tiene mala pinta pero tampoco se libra del aspecto industrial. De olor plasticoso y sutil textura, tiene la misma pinta que antes de entrar en la sartén.

Jugosidad: Difícil de describir. En principio quedosa. Podría ser una jugosidad medianamente aceptable sabiendo lo que es, pero necesita obligatoriamente acompañarla de líquido y depende del trozo está más o menos hecha. En las instrucciones del paquete dan distintos consejos para que quede más o menos cuajada pero dudamos de que cambie mucho el cuento. Levemente jugosa, más bien pegajosa.
Sabor: Lo más exacto que podemos decir para definirla es que sabe a la típica tortilla de cafetería de facultad. Para los que no hayan catado ninguna, hablamos de esa tortilla un poco añeja, sin cuidado por la calidad de su sabor, cocinada de la manera más fácil y rápida y un poco hecha de más. Dicho esto, dentro de esa apetitosa categoría, la tortilla Palacios no es que esté terrible. Tiene un toque saladito, no chirría ningún agente extraño y es medianamente saboreable. No sabe ni a huevo ni a patata, sabe a «sabor tortilla», que la verdad no sabemos cómo habrán potenciado. Eso sí, el sabor de fondo, a medida que se come, se va haciendo bien cansino.


Tamaño: Como de dos tapas. Para cenar una persona está bastante bien. Pero mejor compartirla, que igual si no acaba en la basura.
Precio: 1,99€
Otras observaciones: La hay con cebolla y se puede hacer en sartén o microondas. El resto de chistes sobre el pan o la mala calidad del servicio ya los hemos hecho.

Y el veredicto es…

Nota final: Son tiempos duros y es normal que tengamos que recurrir a este tipo de productos. Alejada de cualquier tortilla de bar, la Palacios no es un mal producto, pero no deja de ser un producto puramente industrial. Si uno tiene muchas ganas de tortilla puede sacarle de un aprieto ya que no está mal del todo pero mejor es valorar otras opciones. Nosotros le damos un 5,1/10
Lo mejor: En pequeñas cantidades puede ser hasta apetecible
Lo peor: El sabor acaba hastiando a partir de un cuarto de la tortilla

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La tortilla Palacios está a la venta en distintos supermercados e hipermercados. Nosotros la compramos en el Hipercor de Cuatro Caminos.

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