Mamá

La siguiente entrada fue escrita hace más de cinco años así que es probable que esté desactualizada.

Madre no hay más que una y a veces hasta es demasiado… ¡Que no! ¿Cómo podríamos decir eso y más en un día tan señalado como éste? Las madres son el pilar de la sociedad desde que la madre del primer faraón le dijo que si iba a jugar a orillas del Nilo se llevase la parka que de noche probablemente refresque. Hay que estarles eternamente agradecidos, ¡aunque sea por habernos traido al mundo y habernos presentado a nuestro padre! Hay que celebrar las madres siempre, las madres primerizas con más nervios que un filete de seis pesetas, las madres múltiples que dan a luz a camadas de cachorros a esta jungla de mundo, las madres que lo fueron en su día, las que lo van a ser mañana, las que no lo son biológicamente pero ejercen como tal y hasta esa colega del grupo que tan buenos consejos da y le llamais «la mamá» ¡Viva por todas ellas! Debemos agradecérselo constantemente, colmarlas de parabienes y llevarlas a todas partes en la sillita de la reina.

Pero hay algo más por lo que siempre tendremos que estar agradecidos a las madres y esto es… su tortilla. En todo este tiempo de periplo tortillero nos hemos encontrado con que las recomendaciones de muchos de vosotros iban tildadas de un «pero»: «está rica pero no es como la de mi madre», «bastante jugosa, pero como la de mi madre no hay ninguna…», «a ver, es mejor la de mi madre pero bueno…» hasta que llegó el momento en que nuestras propias madres nos dijeron «oye, no me vas a sacar nunca en la página esa de las tortillas» así como si fuera una pregunta inocente. Y con vosotros aún podemos hacernos los longuis (con amor), pero con una madre no hay escapatoria posible. Así que, tras muchas «sugerencias sutiles», no nos quedo otra que enfrentarnos a nuestro mayor reto en el día de la madre: probar su tortilla. ¿Será una tortilla que nos arrope cuando vayamos a dormir o por el contrario habrá que castigarla a su habitación?

Aspecto: En momentos como estos echamos de menos una cámara 3D estroboscópica HD y con tecnología sensotortiller. Un plato que nos dibuja en un mapa las coordenadas de los distintos ingredientes con su propio certificado de origen: buena patata de la tierra, huevo casero casero, aceite de oliva virgen. El color y la textura, enseñando el corte de la patata y sin quemaditos, ya aventuran un plato especial.
Jugosidad: No solo está jugosa hasta cuando está cuajada si no que además es bajo demanda. La tortilla de mamá se puede pedir más o menos hecha, desde algo compacto que aguante las horas hasta el picnic hasta un desparrame de huevo en el primer corte. Perfecto.
Sabor: Maravilloso, épico, demencial. No parece que algo tan bello pueda estar contenido en un bocado. Síndrome de Stendhal instantáneo para aquellos que no estén adiestrados en comer tortillas de mi madre. Algo que supera toda marca establecida y se revela como uno de los grandes hitos de la humanidad tras la invención de la imprenta o el descubrimiento del fuego.
Tamaño: Una dimensión más allá de los tamaños habituales, categoría «sobra para el desayuno». No solo cumple su acometido de cena, si no que se proyecta más allá del tiempo para que puedas repetir la experiencia extrasensorial en un momento de alta necesidad nutritiva.
Precio: Haremos una excepción por esta vez y hablaremos de un precio distinto. La tortilla de mamá no vale dinero en metálico pero está bien agradecerla con unos besiños y aunque sea unas llamadas telefónicas para aclarar que estás bien y estás comiendo caliente. Una tortilla de amor solo se paga con amor (oooooooh).
Otras observaciones: Muy buen servicio (aunque haya que poner la mesa), pan riquísimo y fresco y posibilidad de otros platos a precios similares. La pega es que normalmente hay que compartir la mesa (y la tortilla) con más comensales pero estos suelen ser gente de confianza y se agradece la compañía (aunque se lleven una parte de tortilla).

Y el veredicto es…

Nota final: Pensamos que nunca llegaría este día y es una lástima que no entre a concurso pero… teniais razón. La tortilla de madre se lleva una nota histórica de 12/10 que rompe todos los récords establecidos y supondría la proclamación de la mejor tortilla del universo conocido.
Lo mejor: Hablar de puntos mejores es imposible. Ésta es la tortilla definitiva. Su existencia es su gran valor.
Lo peor: Absolutamente nada, no hay nada donde rascar. Esta tortilla es un canto a la vida. Agradeced y dad cariño a vuestras madres ¡siempre! (y es probable que así obtengais más tortilla)

Mamá y su tortilla es una franquicia presente en millones de hogares repartidos por todo el mundo, esperandoos con los brazos abiertos. No podemos contar donde están nuestras sucursales de confianza para que toque a más cuando haya.

Mi madre

Mi madre sin tortilla

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