Bar Costamar (Playa de Barrañán, Arteixo)

Bar Costamar

Tales disgustos nos hemos llevado con las últimas tortillas catadas que hemos huido de la ciudad a encontrarnos con nosotros mismos y preguntarnos si de verdad vale la pena todo este esfuerzo. Esquivando tarugos, créditos del banco para pedir alguna tapa y nuestras propias lágrimas ante tanta tapa pocha, hemos llegado nadando a la Playa de Barrañán que en invierno está, podríamos decir, tranquilita y allí en una terraza esquiva nos hemos vuelto a ver las caras con la dueña de nuestros desvelos. Esta tortilla la firma el Bar Costamar.

Aquellos que nos metemos en el agua fundamentalmente para prácticar el noble arte del chapoteo, siempre precedido de una ceremonia de aclimatación de las distintas partes del cuerpo al líquido elemento (algunas con mayor respingo), sabemos que Barrañán rara vez está para nosotros. Playa algo traicionera, de viento y oleaje, si en vez de entrar por nuestra cuenta y riesgo fuéramos a lomos de una tabla de surf, seguro que la teníamos entre nuestras favoritas. Pero de momento, y mal se tiene que dar para que cambie, no es el caso: para tablas las de jamón y en cuanto a lomo nos vamos quedando con el ibérico.

Eso no quita que no podamos pasarnos por allí a hacer un picnic en el parque cercano o disfrutar caminando hasta las playas de Repibelo, Valcobo o Sabón cuyo camino tiene también unas cuestas que pueden considerarse deporte extremo. Porque de momento y hasta que el cambio climático no le ponga remedio (o algún día de temporal, que ya no se nos pasa por la cabeza salir de debajo de la manta), el mar no llega al paseo marítimo de esta zona de Arteixo. ¿Y sabéis donde tampoco llegan las olas? Pues a la terraza del bar, claro que no, así que pedimos una tortilla rápida mientras hacemos el gesto cowabunga.

Aspecto: Luminosa y playera, su mera aparición aleja las nubes de nuestros corazones.
Jugosidad: Super jugosa. La pones en la lengua y se desliza sola. Y de mojeteo todo el que querais.
Sabor: El huevo de diez, la patata granada y gruesa, la sal quizás un poco escasa para aquellos sin miedo a la hipertensión pero una mezcla explosiva que solo deja ganas de más. Para capearla con pan y meterla hasta el estómago sin que apenas nos demos cuenta. Una tortilla casera y que, por su delicadeza algo afrancesada, seguro que chifla a los tortillers más jóvenes.
Tamaño: Amplia aunque delgadita.
Precio: Entre 1,75 y 2 euros.
Otras observaciones: Generosos en pinchos, un diez de servicio y un pan sabroso. ¿Qué más queréis? Porque fuimos en diciembre, que imaginamos que en junio habrá leches para encontrar sitio.

Y el veredicto es…

Nota final: Vale mucho la pena dejarse caer por el Costamar si estais por la zona. Y si no casi os diríamos que también. Nos comeríamos seis de estas tapas hechas con mimo, jugosas y muy muy sabrosas. De momento vamos a ver si desempolvamos el flotador para enfrentarnos a las olas de Barrañán porque habrá que hacer algún mérito para tener la excusa de volver. El jurado levanta sus paneles y ofrece de puntuación a este truco un 8/10. El surf está vivo.
Lo mejor: Jugosa como el resto de una ola.
Lo peor: Nos ha gustado tanto que hemos echado de menos más: un poco más gruesa, algo más de sal, pedirnos más tapas… (aunque de todo no tiene la culpa el local)

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Bar Costamar está en la carretera DP-0514, en el número 47 en la playa de Barrañán.

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