Coconut Grove Café

Volvemos a la carga. Mientras nuestros estómagos se van calentando para todas las laconadas que están por llegar habrá que darles pequeñas píldoras como suplementos vitamínicos en forma de tapas triangulares y amarillas. Sí, siempre hay excusa para tortillear, nunca está este plato en veda. Y si encima es una tortilla nueva, que descubrimos por casualidad con la mirada de un niño cuando preguntamos las tapas del menú: mejor. Hoy se nos pone el body tropical y catamos la del Coconut Grove Café.

Aunque más que tropical para ser honestos deberíamos decir que se nos pone el cuerpo fumón. Y es que este bar forma parte de la constelación de terrazas que escarchan ahora la Tabacalera y aledaños. Y al hilo de los precios que cuestan estos inmuebles (en la Casa del Mar se están planteando alquilar habitaciones en AirBnB a ver si recaudamos fondos para tener más recursos para la Sanidad Pública), los precios de los locales de abajo también le andan a la par. No es de nuestro agrado pero es la tierra que nos ha dado Dios para vivir, qué le vamos a hacer.

A los que nos va el parloteo y las tardes que se alargan ya éramos firmes defensores de ellas pero si algo trajo la pandemia como efecto colateral es la supremacía absoluta de la terraza frente a los interiores. Tanto es así que como luzca un poco Lorenzo, no hay en la Tabacalera entera una silla para apoyar las cachas. E, irónicamente y gracias a la tardía pero beneficiosa restricción sobre fumar en ellas, el que se levante a echar un piti le pasa como al que se fue a Sevilla. Nosotrxs no fumamos y nos aguantamos las ganas de hacer pis para poder completar una nueva deglución. Hoy os la contamos con todo lujo de detalles.

Aspecto: Como la película Regreso al Futuro III en Telecinco o los pantalones de campana, la minitortilla siempre vuelve. Hemos cantado bingo. Sí que es cierto que la cara de extrañeza del camarero cuando le pedimos una tapa y su reticencia a pronunciar la palabra de cuatro letras nos hizo pensar que algo distinto vendría, pero valoramos que pudiera ser carne o caldeiro. Pero, no, no hubo TANTO lugar a la sorpresa. Una minitortilla entera y pequeña, que se ve bien fresca, gruesa y recien hechita.
Jugosidad: Blandita, el calor de la sartén ayuda a que baje sola y probablemente también ese toque un poco aceitero que hará que nuestras bisagras dejen de chirriar. Pese a todo, ligera.
Sabor: Hemos dicho ya que venía recién hecha pero lo que se olvidaron de hacer fue el sabor. Tortilla flojera, sin punch, como una canción de Eurovisión que solo ha votado el 3% del público. A ver, que el resultado es aceptable, pero da la impresión que pese a la pericia de las manos que manejan la sartén, unos ingredientes de calidad muy limitada han acabado por estropear la fórmula. Un huevo que desmigamos en vano, una gallina que se esforzó para nada.
Tamaño: Era grande, eso sí, pero llegaba a poco.
Precio: 4.40€ y un puñal para que te lo claves tú mismo. Y si no te parece suficiente, espera que te cobramos el pan que la acompaña a 0.50€. Pocas cosas hemos visto iguales.
Otras observaciones: Servicio agobiado ante la afluencia de gente y un buen pan, que ya puede.

Y el veredicto es…

Nota final: Estas terrazas un poco pijunas siempre nos dejan una sensación agria y una pregunta. Agria porque la experiencia es sosa como la mezcla que acabamos de catar y una duda que nos quita el sueño ¿por qué la gente de bien que ve correcto pagar 5€ por una tapa no exige mejor calidad? ¿No se supone que se trataba de eso, de pagar más para tener algo mejor? ¿Por qué una calle más abajo tienes mejores tapas, cafés y cañas por la mitad de precio y parece que sigue saliendo rentable? Algún embrujo tendrán estos sitios que nosotros viles mortales no conocemos. Mientras agitamos fuerte el puñito y nos lamentamos del adelgazamiento de nustra cartera en el bolsillo solo podemos choromiquear y dejar un 4,3/10, que no propina, claro.
Lo mejor: A ver, si justo le toca pagar a un amigo, tienes hambre y poca vergüenza, no es una tortilla que te vaya a hacer daño. Y está calentita. Y da para contar la experiencia.
Lo peor: Una factura que duele más que dos rayitas en el test de antígenos.

Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
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Coconut Grove Café está en la Plaza Fábrica de Tabacos en el número 9

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