Casa Lelín

La siguiente entrada fue escrita hace más de cinco años así que es probable que esté desactualizada.

Gallegos y asturianos: primos hermanos. Hasta el refranero popular lo dice y nosotros no seremos quienes para desmentirlo. Lo importante es que esta cercanía territorial ha forjado sinergias gastronómicas que hacen que fluya el albariño y la sidra de lado a lado además de deliciosos manjares que casi siempre provienen de animales rechonchos y que nos parecen mucho más nobles que esos perros diminutos con abriguito. Eso sí que es una alianza entre civilizaciones: la papanza comunal. No creais que nos olvidamos del robo en Gijón de hace unos años que enfrentó a estas dos ciudades tan similares, es más bien que no creemos que no haya disputa que no pueda solucionarse con un buen cachopo de ternera. Pero hoy jugamos en casa. A la Casa Lelín de la calle Olmos no le pedimos cachopos si no lo mismo de siempre: una maldita tortilla que nos ponga a subir a un árbol y coger la flor. A este asentamiento astur que promete sidra a mansalva y raciones abundantes más le vale cumplir lo prometido y entonces, quizás entonces, empecemos a olvidarnos de penaltis que no eran.

Aspecto: Se intuye por el aspecto que es árida como desierto de Arizona, como prau reseco. Tortilla de contingencia. Del montón. Del montón de ladrillos que hay fuera de las obras.
Jugosidad: Escasa o nula. Cuesta tragarla. Como un maldito penalti que no era. Todo rencor.
Sabor: Normal siendo generosos. De sonrisa de compromiso.
Tamaño: Decente, tamaño estándar. Amplio.
Precio: En la carta le ponen 10€ que se hacen caros. Por ese precio tenemos tortillas de sobresaliente en otros lares.
Otras observaciones: El pan es normal. El servicio es terrorífico. No hacemos más que acumular malas experiencias de allegados en este local. Un día tardan un siglo en servir. Otro día se olvidan de cobrar alguna consumición (¡qué suerte!) El día de esta tortilla, producto de una cena de 35 personas, pretenden (y consiguen) cobrarnos como si hubiésemos ido 37. Vamos, una estafa manifiesta. Bella forma de conseguir que 35 personas no vuelvan a tu local y extiendan una mala imagen a sus cercanos.

Y el veredicto es…

Nota final: No sé si primos hermanos y tampoco sé si son asturianos, pero esta tortilla de servicio pésimo se lleva un 4/10 y que vaya dando gracias. No conseguirá enfrentarnos con nuestros vecinos.
Lo mejor: Se deja comer. Ponen unos tiradores de sidra bastante chistosos.
Lo peor: Seca la tortilla, seco el servicio.

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Casa Lelín está en la calle Olmos número 16

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