Cervecería El Encuentro

La siguiente entrada fue escrita hace más de cinco años así que es probable que esté desactualizada.

No os equivocabais, no estábamos muertos: solo de parranda. Y es que este verano nos ha tenido bailando sin parar desde junio hasta este septiembre que ya asoma, por toda la geografía, por toda la gastronomía gallega y por todo tipo de desconexiones de las nuevas tecnologías. Porque uno no se acuerda ni de mirar el móvil si el manjar que tiene delante enfría. Desde el atún de Burela hasta fabulosos bocadillos de jamón asado en Viveiro, de picnic en la playa de Balarés o a comer en una parrilhada lusa, este verano nos lo hemos montado bocado a bocado. Pero con tanta variedad y tanto trote no ha habido Dios que se asentase un poquito a degustar tortilla. Ya veis que infamia.

Si esto no fuera poco, nos hemos ido de Coruña y parece que nos lo han desmantelado todo. Que si el Cabanas cerró dos semanas dramáticas, que si la Cervecería del Centro ya no existe, que si el Zalozain ya no envía por JustEat. ¡Os dejamos la ciudad unas semanas y nos la poneis patas arriba! ¡Que hasta nos habéis mandado a Lucas Pérez a Londres! Pues ahora ya estamos aquí, dispuestos a repartir mandobles y notazas y a volver a armar este final de verano a base de tapas para que resurja la Coruña tortillera de sus cenizas ahora que nos quedamos sin turistas.

Y vamos a empezar fuerte, viniendo a Ciudad Escolar a un sitio especial. El Encuentro parece que te atrae con cantos de sirena con una pizarra atestada de ofertas (porque no se le pueden llamar de otra manera) desde bocadillos por moneda y media hasta platos combinados por 3€, menús baratísimos, macarrones y hamburguesas, las chuletas más baratas de A Coruña y un halo de tascaza viejuna que lo mismo te hace una churrascada que parece que lava dinero en la trastienda. Pero sacudamos el aire para disipar un poco de esta magia y dejemos que sus tortillas hablen por si solas. Allá vamos.

Aspecto: Como un bodegón cubista, como un poema birmano, como un hijo del Fary. Sabíamos de guarniciones curiosas pero esta parece maquinada por un niño de seis años o un genio de la cocina más vanguardista. Un trozo de tortilla que coquetea con la fiesta melanómica de las manchas morenas, con una rodaja de salchichón espetada y dos faldas de jamón york. Alta costura. Algún valiente (y ebrio) dirá que busca el equilibrio entre los sabores.
Jugosidad: El jugo o la liquidez aquí la pone el aceitón que lleva, que claramente indica que acaba de hacer sus primeros 15000 km de recorrido y viene del taller. No dudamos que sea virgen extra, pero como lo poco gusta y lo mucho cansa, recomendamos que no hace falta que bañen la tortilla en aceite. Que la dieta mediterranea no es esa.
Sabor: Finita, hecha, medio caliente gracias a que la refrieron antes de sacarla a la mesa y como ya se ha indicado, sin escatimar en aceite. Un poco francesa venida a más pero sin duda de patatas. No está todo lo mal que parece que va a estar pero sobrevuela el fantasma de «me va a sentar mal», quizás, imbuido por la mística de establecimiento exótico y desconcertante.
Tamaño: Amplio pero fino. Abarca pero no aprieta.
Precio: Como todo lo del bar, sospechosamente barato. Un euro y treinta céntimos. Creo que pocos sitios conocemos en Coruña donde comer más barato.
Otras observaciones: A pesar de que la tapa pedida era más amplia, al resto de comensales les cascaron sendos pinchos de tortilla acompañados por una guarnición aún más fantástica: fideos cocidos. A plomo, sin salirse del tiesto. Desconocemos el balance de sabores que buscaban en este caso. El servicio aunque entrañable cuesta de hacerse entender. El pan está decente. A nosotros nos produce todo mucha ternura. A veces hacen churrascadas.

Y el veredicto es…

Nota final: Cuando el sanedrín de intelectuales de Aún Pillas Tortillas se reunió para decidir qué nota le cascábamos a El Encuentro la respuesta fue unánime: necesitamos aprobar a este sitio mágico y misterioso, sea como sea. Lo que pasa que cuando empezamos a repasar punto por punto la tortilla nos dimos cuenta de que no hay mucho por donde cogerla. Le vamos a dar un 4,5/10 de más cariño que otra cosa. Pero eso sí, la tortilla no está mal, se deja comer y el sitio lo recomendamos aunque sea como experiencia. Apostamos por la innovación siempre y este local reinventa la hostelería en muchos planos.
Lo mejor: El concepto «El encuentro»
Lo peor: Las guarniciones raras y la aceitosidad.

Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
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La Cervecería El Encuentro está en la calle Venezuela en el número 8.

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