Mesón del Hockey

La siguiente entrada fue escrita hace más de cinco años así que es probable que esté desactualizada.

Esta vez hicimos trampas. Y es que ya conocíamos las tortillas del Mesón del Hockey en uno de los laterales de la Estación de Autobuses. Hace años éramos acérrimos seguidores y no había semana que faltásemos a nuestra cita pero… ¿aguantarían el paso del tiempo y nuestra adquirida visión como críticos? Ahora lo veremos.

Aspecto: Pues a mí me convencen. La presentación es rudimentaria pero resultona, en vez del típico triángulo tres trozos cuadrados y gordos de una tortilla que tiene muy buena pinta.
Jugosidad: Jugosa, huevo entre cuajado y líquido (podríamos decir cremoso) que mancha el plato sin inundarlo y hace que aún sin estar recien hecha las patatas vayan muy bien acompañadas.
Sabor: Hay que probarla. Probablemente sea una de las tortillas más ricas que he probado en los últimos años fuera de casa. Tiene hasta un puntito salado resultón por momentos. Increiblemente sabrosa.
Tamaño: Aunque engañe en la foto, la verdad es que una de estas antes de cenar e igual dudas de si irte a la cama directamente. Si te tomas dos te aseguro que tendrás que desabrocharte el cinturón.
Precio: Señores, 1€. Un miserable euro por esta maravilla.
Otras observaciones: Esto ya es para gustos pero lo enxebre del local a mí me pirra. Es una tasca de las de toda la vida donde el servicio es bueno y hay otras tapas y raciones para acompañar. ¿Y el pan? ¡Excelente, del día y de bolla!

Y el veredicto es…

Nota final: El tortillómetro sube hasta… ¡el 9.2/10! La hemos querido tanto que hemos estado a punto de raptarla y adoptarla como retoño. ¡Qué maravilla!
Lo mejor: Todo. Absolutamente todo. Una tortilla cuasiperfecta y encima a un precio irrisorio.
Lo peor: Si no te gusta es que no te gusta la tortilla y si es así lo sentimos.

Mesón del Hockey está en la Calle Chile número 18.

Actualización 19/11/18: El Mesón del Hockey fue el campeón indiscutible de este ranking cuando arrancamos el proyecto y por ello le tendremos una gratitud enorme. A posteriori, con el cambio de dueños, su leyenda tortillera se esfumó. Ahora nos enteramos que ha cerrado sus puertas y algo de nostalgia nos da recordar tantas tardes acodados en sus mesas de madera.

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