Mesón Parrillada Stollen

La siguiente entrada fue escrita hace más de cinco años así que es probable que esté desactualizada.

Nos seguimos acordando de nuestros tiempos mozos en el aula de estudio de Riazor. La peñi iba allí a tres cosas fundamentalmente: hincar codos hasta las mil porque había examen al día siguiente, echar miraditas con ánimo afectivo-reproductivo con el resto de jóvenes que acudían o emprender interminables partidas de cartas en los bares aledaños. Lógicamente, si hemos llegado a tener este estatus de catadores de tortillas no podríamos haber pertenecido a otro grupo que a los últimos (aunque algo de los otros dos grupos también quizás ha habido).

Mentira cochina, de casta le viene al galgo y nosotros éramos más de horas en las cafeterías colindantes pidiendo todas las tapas imaginadas y por imaginar. Uno de los bares donde nos encantaba comer y pasar los descansos más largos era el Stollen en la calle Manuel Murguía, número 32 y del que aprovechamos aunque no venga al caso para recomendar sus fabulosos bocadillos. Pero y la tortilla, ¿cómo es la tortilla? Hicimos la faena de aparecer allí con la cocina cerrada para ver si los restos valían la pena y este fue el resultado.

Aspecto: Bueno, a veces el aspecto no te dice nada. O simplemente te confirma lo que pensabas. Que la tortilla tenía pinta de estar fría, una corteza algo gruesa y también tostadita. Podríamos decir que era un aspecto SINCERO, que contaba cosas. Pero bueno, que ni fu ni fa.
Jugosidad: Sí, estaba jugosita. Nada de empapar el plato, no más jugosa de lo necesario, apta para todo tipo de paladares. Llevar un tiempo hecha y conservar esto es un plus, ojo.
Sabor: Estaba bastante bastante fría, lo cual no tiene por qué ser un problema, pero hay gente que puede quejarse. No nos ofrecieron calentarla en el microondas lo cual nos da un poco de mal rollete, pero vaya, si es una oferta sin vinculación siempre está bien. Por lo demás el sabor era rico, pero lastimero, la tortilla había vivido tiempos mejores. Dio lástima no haberla cogido en su juventud. Para salir del paso no estaba mal, vaya, pero para degustarla se quedaba un poco flojeras. Hay que volver a otras horas o exigir que hagan más tortillas.
Tamaño: Decente, normal, apropiado. El tamaño estándar más un poquito de una tapa. Estaba bien.
Precio: Barateira, 1.20€ tan solo por un pedacito de cielo gélido.
Otras observaciones: A nosotros nos mola el bar. El resto de tapas están increíbles, se come muy bien, es barato y el servicio además de excelente es muy riquiño, que también mola. No lo hemos probado en su variante parrillada, pero por como huele tiene buena pinta. Pan fresco y de bolla.

Y el veredicto es…

Nota final: 6.6/10 y con algo de pena, pues estamos seguros de que tiene más nota que eso. Todo es cogerla en un día bueno o recién hecha.
Lo mejor: Es una promesa. Jugosita y sabrosa a pesar de algún punto de acumulación brutal de sal.
Lo peor: En el ocaso de su vida es algo fría y añeja. Cuidado, amigos.

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Mesón Parrillada Stollen está en la calle Manuel Murguía número 32.

Actualización 01/04/20: Con unas dotes adivinatorias dignas de estudio, el Stollen cerró sus puertas en febrero de 2020, antes de que la pandemia por el coronavirus estallase. Echaremos de menos su colección de tapas y el buen servicio que tenía el establecimiento.

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