En Gran Canaria querríamos pasar algunos este enero desapacible, que ya hay que ser pingüino para querer lanzarse a la calle a tortillear. Constatemos un hecho: el invierno se ha atrincherado y solo los más viejos del lugar recuerdan aquella época dorada en la que podíamos sentarnos ¡en una terraza! a tomarnos un refrigerio en el que a veces, caprichosos, hasta solicitábamos que dejasen dos cubos de hielo.
Ahora toca otra cantinela. Envolverse en cuatro abrigos acolchados, cruzar la ciudad inhóspita y entrar en una cafetería cerrando la puerta casi con llave, situándose en la esquina más recóndita del local esperando no tener que salir jamás. Algún integrante del equipo tortillero ha pedido permiso incluso para ir a tomarse la tapa a la cocina del establecimiento, a ver si de los fogones emana algo de calor que le quite la escarcha a su estructura ósea. Pero basta de exageraciones, que seguro que sois de los que salís a peitolobo a capear el temporal y echar pachanguitas bajo la lluvia. Mientras tanto otros mas débiles nos hacemos uno con la manta en el sofá y deseamos haber nacido osos pardo hibernantes.
Además de frioleros lo que somos los tortillers es previsores y, gracias a las recomendaciones de Adrián, ya hace varias semanas que, cuando hacía mejor tiempo, visitamos la Cafetería Gran Canaria cercana a Los Rosales. Ninguno de nosotros se maneja con el silbo pero no nos hizo falta para estar dispuestos a hincarle el diente a la variedad guanche de la tortilla de patatas. Esperando que nos leáis bien abrigados y a cubierto, os dejamos nuestra crítica.
Aspecto: De caja sorpresa. Típica tortilla cafetera, no muy grande pero compacta, que encierra hermética toda pista sobre su sabor. Más que misteriosa, uniforme.
Jugosidad: No es que venga en formato líquido precisamente pero consigue resbalar por la garganta sin ayuda. Un sabrosísimo huevo baboso tiene el mérito. Deja algo de mojeteo, sí.
Sabor: Lo primero que llama la atención es un borde grueso y una temperatura fría. Lo demás son todo ganancias: riquísimo plato con huevo de excepción, mimoso y suave, que liga a la perfección con una patata abatida. Toque de sal justo, sabor adictivo, típica tortilla de recreo escolar: imposible saltársela aunque sea un día. La cogimos ya algo añeja pero recién parida tiene que ser excepcional.
Tamaño: Breve, eso sí.
Precio: 1.10€, de pincho diario.
Otras observaciones: El servicio de 10, el pan, aunque corrientucho, aceptable.
Y el veredicto es…
Nota final: Buenísima opción la que encontramos en esta zona. No nos la esperábamos. Una tortilla casi de pincho (por tamaño y precio) que sin embargo está muy, muy buena. Se lleva merecidamente un 7.8/10.
Lo mejor: El sabor. Gente que sabe lo que se hace.
Lo peor: Imaginamos que deslució las horas y podría haber estado más fresca. Algo más grande tampoco nos importaría.
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La Cafetería Gran Canaria está en la Avenida Gran Canaria en el número 20.
