TE RRA CI TAS. Es la palabra del momento, lo sabemos. ¿Qué nos vais a contar? ¡Si llevamos 3 meses comiendo tortillas envueltas en plástico suspirando por el momento en el que podamos sentar nuestros fofos culos en una silla al sol y pedir –bajo mascarilla– que nos traigan una tapa de tortilla! Ha costado pero por fin hemos vuelto y nos hemos comido, porque no pudimos comernos el local entero de la emoción, una tortilla del Liceo de Artesanos de Monelos.
Sí, seguro que os estais preguntando ¿el Liceo de qué? Tampoco nosotros sabemos cómo hemos acabado aquí. Pero tras varios meses sin apenas ver la luz del sol, fue salir a la calle a dar nuestros primeros paseos y la primera terraza que vimos allí nos lanzamos. A decir verdad ni siquiera hemos visto el interior del garito. No sabemos si hay artistas exponiendo sus obras, si hay una tienda con productos o si hay cursos para hacer vasijas. Por no haber creo que ni siquiera hemos visto a ningún artesano de Monelos mientras estábamos allí.
Pero la artesanía que sí que vimos, y de la que teníamos más ganas, es de una sabrosa tortilla cocinada por unas manos expertas que no fueran las nuestras (que tampoco son expertas). Y sobre todo que no viniera de la nevera de un supermercado. No sé, una tapita, normal, pequeña, aunque fuera taruguera y fría pero algo que nos reconciliara con ese tapeo del que no pudimos disfrutar en meses. Pues por fin lo logramos (y por lo que hemos visto por la calle vosotros también lo estais papando de lo lindo) y aquí os contamos qué nos pareció.
Aspecto: Buena presencia aunque algo brutota. Rotonda y rechula y con un color nada enfermizo.
Jugosidad: Bastante cuajadita pero consistencia delicada. Pasa sola.
Sabor: Patata en lascas blanditas de presencia en el sabor algo más discreta y un huevo/huevina muy rico. Sabor suave y no especialmente salada. Buena mezcla, heterogénea. Se nota estar hecha con mimo. Debe tener fama porque la pedía bastante gente. Nos sorprendió además que, a pesar de no estar recien hecha, aguantaba muy bien las horas.
Tamaño: Bastante aceptable, asesina al gusanillo sin contemplaciones.
Precio: A 1.80€ la tapa de precio post-pandemia. No nos pareció excesivamente cara, aunque tampoco barata.
Otras observaciones: En este sitio todo quisqui bebe sangría y allá donde fueres haz lo que vieres. La terraza es curiosa, amplia y algo escondida en una esquina del parque de Oza. Extreman las medidas de limpieza y distancia (¡añadimos algo a valorar a las críticas!) y el servicio es atento y rápido.
Y el veredicto es…
Nota final: La cogimos con ganas y la evaluamos con ganas también. La tortilla del Liceo de Artesanos es tosca pero muy apetecible, hecha con cariño directa hacia nuestras gargantas. Tantos meses sin una tortilla así casi hace que lloremos al tomarla pero aquí seremos jueces imparciales: se queda con un 7.8/10.
Lo mejor: Volver. Pero aparte de eso nos ha gustado especialmente lo bien que sabía a pesar de estar hecha hace un tiempecito.
Lo peor: ¿Algo más de ritmo sabrosón? Nos referimos, claro, a un poquito de huevo líquido que podamos mojetear.
Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
El Liceo de Artesanos de Monelos está en la calle Juan Neira en el número 6
Un comentario en «Liceo de Artesanos de Monelos»