Esta recomendación nos ha dejado sin aliento. Lo decimos porque para llegar al local que nos ocupa hoy, el Bar Camelias, o bien nos adentramos en el frondoso laberinto del Barrio de las Flores o bien toca patearse la Avenida de Monelos arriba. Y a nosotrxs, que ya tenemos una edad en la que el levantarnos de la silla va irremediablemente acompañado de un suspiro, toda cuesta nos cuesta. Pero eso sí, si lo que nos espera en la cima es un plato de tortilla, imposible que no acabemos coronando.
Esta Coruña que inaugura la época de laconadas, con los carnavales ya en la mirilla, sigue sin poner la calefacción. Al grajo podéis verlo estos días cogiendo directamente el bus urbano (que por cierto baja los precios, esa buena noticia os damos. Aún Pillas Tortillas entretiene pero también informa) y el único sitio donde parece que hay un poco más calidez es en la grada de Riazor. Que si no os habéis acercado por allí ultimamente os recomendamos que os paséis, que en esta estación del año, por obra y gracia de un tal Lucas Pérez Martínez (por cierto, también del BF), está más bonita que nunca.
Así que entre las primeras filloas, esas que nos hacen quemarnos los dedos acordándonos tras un año de como se hacían y los goles del Depor, parece que vamos calentando un poco este invierno gélido. Mucho ánimo y mucho abrigo para superar esta era glacial. En nada estamos dándonos de leches por un hueco en una terraza. Mientras tanto, esperamos que saboréeis en vuestra imaginación las tortillas que vayamos sacando en las críticas. Ya sabéis: el verano es una actitud.
Aspecto: Color moribundo, blanquecino. Gesto imponente. Un gigante en horas bajas que, por otro lado, huele que alimenta.
Jugosidad: Se ve algo de huevo liquido pero en su mayoría está cuajado. Coquetea con la melosidad.
Sabor: Tortilla aguerrida, hai que roela. Se pegotea una patata gruesa pero blanda, quizás algo añeja pero de sabor sobresaliente. El huevo le anda a la zaga. Toque saladito, temperatura buena. Heterogénea y casera. Un equilibrio depurado sin artificios ni productos de laboratorio: aquí se cocina.
Tamaño: Generoso y encima deja paluegos. Alimenta por partida doble.
Precio: 1.70€, que alegría ver cuando algo baja de las dos monedas.
Otras observaciones: Pan generoso y de calidad. Buen servicio. No admiten tarjetas.
Y el veredicto es…
Nota final: Nos gusta la tortilla del Camelias. Un producto casero, una mezcla bien balanceada y un digno competidor de esa tradición de tortillas en la que no salen todas iguales como fabricadas en masa. Puede que haya aspectos mejorables para hacer de esta tortilla un producto gourmet pero hay más vida en los ensayos que en la première. Nosotros, que en cuanto recuperemos folgos volveremos, le dejamos un merecido 8/10.
Lo mejor: Poniendo por delante que es una tortilla sabrosa, agradecemos los esfuerzos de esos locales que en tiempos de inflación consiguen contener los precios.
Lo peor: Pero siendo 2023 ya podríamos ir pensando en admitir tarjetas, que para llegar a un cajero funcional hay que bajar y volver a subir la cuesta.
Y tú… ¿has probado esta tortilla? ¿qué te ha parecido? ¡Vota aquí!
El Bar Camelias en la calle Camelias