Cafetería Copetín

La siguiente entrada fue escrita hace más de cinco años así que es probable que esté desactualizada.

Si os han de dar un consejo bueno en esta ciudad sitiada por los coches y con una necesidad imperiosa de peatonalización que sea éste: no aparquéis en sitios raros. Ni «un momentito» ni «aquí no se molesta a nadie». No y no. Que sabemos que la cosa está fastidiada, pero no podemos especializarnos los coruñeses en que nuestro deporte nacional sea el aparcamiento en doble fila, el meter el coche en medio de una plaza, en aparcar en un carril circulable. Si con la molestia al resto de vecinos no os llega como razón para evitar esto, pensad que la grúa municipal tiene ojos en todas partes y un brazo deseoso de agarrar a vuestro coche y llevárselo a allí donde se acaba el Birloque: el Depósito Municipal del Martinete.

El que os narra lo cuenta por experiencia propia. Por ejemplo, hay un carril en Zalaeta, claramente destinado a la conducción que de noche se rehabilita de manera clandestina como carril para aparcar. Tanto se habilita que se llena de coches y si te acercas por allí a una hora tardía te parece que estás relativamente legitimado para aparcarlo tranquilamente. Pues no. Como vayas a buscarlo de buena mañana tras un opíparo desayuno en Bonilla a la Vista (por ejemplo) igual descubres que la grúa ha pasado sus redes y tu coche, cual sardinita, ha quedado prendado «de su encanto». ¡Y bien prendado, que como dije al principio, no se puede aparcar mal en A Coruña! Que cuesta billetes amigos. Pues después de estos consejos sobre convivencia ciudadana y seguridad vial, pasamos a algo que se nos da aún mejor que aparcar bien, comer tortilla, en el Copetín de la misma calle de Zalaeta donde dijimos adiós con la manito a nuestro coche.

Aspecto: Un poco endeble y mortecina, compactita y densa de patata, falta de personalidad. Pero de buen tamaño y hechura. ¿Tortilla cafetera de libro?
Jugosidad: Algo tentetiesa, seca y con escasez preocupante de huevo.
Sabor: Con el viejo truco del viejo Joe: calentada en microondas sin decir ni mú ni ofrecer la posibilidad de no hacerlo. No es demasiado grave. Sabor salsón, piel gruesa, saciante por la densidad loca que nos tiene. Buen tarugo. Se deja comer sobre todo porque quita el hambre.
Tamaño: Muy positivo, grande. Se apoya en su naturaleza taruguer para saciar aún más.
Precio: Le cobran unos 1.80€ por esta tortilla
Otras observaciones: Servicio bueno, ponen patatillas, no se nos llevó el coche la grúa mientras la comíamos.

Y el veredicto es…

Nota final: No se nos llevó el coche la grua pero las ganas de cenar desaparecieron con esta tortilla saciante, taruguera y densa. Le damos un 6/10 porque cumple uno de los acometidos básicos de la tapa: quitar la gusa. Pero no nos emocionamos más allá de eso.
Lo mejor: Hunger-killer de manual. Cuesta acabarla.
Lo peor: Por 1.80€ nos hubiera gustado algo más especial.

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La Cafetería Copetín está en la calle Zalaeta en el número 13.

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