Tatone

La siguiente entrada fue escrita hace más de cinco años así que es probable que esté desactualizada.

Hay varios sitios en A Coruña donde parece que tienen encendido un ventilador. Uno de ellos es el túnel de 6-7 metros que va desde Ronda de Outeiro a la calle Niño Jesús: recomendable no pasar por ahí después de la peluquería. Otro seguro que lo tenéis todos en la cabeza: la avenida Rubine (y la de Buenos Aires). En Rubine el viento que baja hacia la plaza Pontevedra ya te dice si la Refinería está encendida, si va a haber una marea revuelta, si en la Internacional 2 se están pasando de fritanga o incluso si los ecos que resuenan anuncian un nuevo gol en Riazor. A veces también ayuda a que el agua cruce la calle en rojo y sin mirar o que se abran cráteres donde el Gasthof como si habitantes de subsuelo viniesen a por unos platos combinados (o unas tortitas de merienda). Lo importante es que en Rubine, a pesar del viento, mal no se pasa. Se van renovando los negocios y si ya cerró La Bolsa donde los jóvenes y jóvenas especulaban con los precios de las copas según la hora, siempre quedará el Terrapizza que liquidó al Galipizza. Y si las salas de recreativos dejaron paso a mesones de postín pues al menos nos alegramos de que siga en pie el kebab. Pero sobre todo, el alma de Rubine siempre será el Bingo. No es que seamos mucho de juegos (y menos del ambiente binguero) pero seguro que más de uno se dejó caer por allí con la promesa de un conocido de que «se cena muy barato y muy bien». Nosotros os comentaríamos más sobre el tema pero a lo que siempre apostamos son las tortillas, así que de lo que sí podemos hablaros es de la del Tatone, que además algunos vosotros nos habíais recomendado.

Aspecto: Buenísimo. Amarillota y bien jugosa, humeante, espléndida. Una vedette hecha tapa.
Jugosidad: Mucha, de cuerpo espumosito, con muy buen mojeteo y con consistencia mínima: a cada tenedorazo se desmigaja facilmente, se desmembra.
Sabor: Recien hecha, asi empezamos bien. El huevo espumoso como ya comentamos y la patata cocida. Sin embargo, y aquí viene la parte mala, el sabor no nos convenció: nos sabía floja, como si se hubieran pasado echándole agua. No nos pareció que estuviera muy rica y nos dejó el cuerpo a medias.
Tamaño: Bastante grande, no escatimaba.
Precio: Una moneda de 2€.
Otras observaciones: Muy buen pan y buen servicio.

Y el veredicto es…

Nota final: Pues la verdad es que una lástima porque una tortilla que iba camino del sobresaliente al final se queda en un 7/10 que esperemos sea revisable. La del Tatone lo tiene todo salvo el sabor y claro, eso es importante.
Lo mejor: Solo le falta un poquito para ser una tortilla a idolatrar.
Lo peor: Ese poco es el sabor: soso y aguado.

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Tatone está en la Avenida Rubine en el número 17.

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